Como me dijeron que yo estaba invitado a todo, y que podía ir acompañado, invité a Rossetta Montenegro, que era relaciones públicas de Pacha.
Las fotos se hicieron en el exclusivo y exquisito Maia Luxury Resort, en la isla Mahé, una de las
ciento quince islas de este archipiélago del Océano Indico.
Abel Echeverria y su hermano Aitor fueron los fotógrafos.
Recibimos un trato fantástico del director francés Frederic Vidal que, nos instaló, sorprendentemente, en dos villas de lujo, de 250 metros cuadrados. Y nos llevó en su barco a otras islas y a cenar a su casa.
Las treinta villas de Maia están rodeadas por una exuberante vegetación, llena de flores aromáticas, y con
vistas panorámicas sobre blancas playas.
A cada villa, que dispone de piscina privada, se le destina un
mayordomo, que se dedica al cliente durante las veinticuatro horas del día. El
servicio es impecable. El precio por noche y por persona, entonces, era superior a los 3.000 dólares.
En las Seychelles el agua es cristalina, de color turquesa, y puedes bañarte incluso por la
noche o bajo la lluvia. La temperatura es ideal.
A dos metros de la
orilla pueden verse enormes tortugas y peces, de todos los colores y
formas, nadando sobre arrecifes de coral.
Recuerdo que un día,
buceándo, me agarré al caparazón de una de esas tortugas gigantes, y me
arrastró durante diez minutos.
Nos encantó nadar en esas aguas cristalinas, sin nada de polución. Y, un día, Rossetta y yo pasamos tres horas seguidas sin salir del agua.
Pusieron a nuestra disposición un coche con chofer para llevarnos a las playas.
En este Resort se disfruta de una tranquilidad, una privacidad y un silencio, solo roto por el canto, los gorjeos y los graznidos de aves exóticas. Maia es el sitio ideal para los viajes de novios.
Además de los estilismos que hice para algunas fotos, nos hicieron posar como modelos en varios sitios.
Maia es salud, para el cuerpo y para la mente. Su Spa es un refugio paradisíaco diseñado para renovar energías.
Nos hicieron varios masajes, uno a cuatro manos, y tratamientos de belleza, llevados acabo por verdaderos profesionales, en su mayoría asiáticos, que tienen una sensibilidad muy especial.
Cada tarde, el mayordomo, a mi servicio, echaba pétalos de flores en mi gran bañera exterior, y encendía muchas velas.
Los restaurantes de Maia ofrecen una variada gastronomía, que va de la francesa contemporánea, a la mediterránea, la criolla y la asiática.
La materia prima es fresquísima, y especialmente el pescado y el marisco. Visitamos el mercado y, allí, hice varias fotos de productos.
Después de pasar una impresionante semana en ese maravilloso paraíso terrenal, regresé a España con las pilas muy recargadas. Muchísimas gracias. MAIA, I love you!!!
Fotos: Abel Echeverria, Immersive Images y Carlos Martorell.
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