domingo, 30 de enero de 2022

RECORDANDO A RICARDO BOFILL. UN GRAN AMIGO Y UN SUPER PROFESIONAL

En el año 1965, Ricardo ya era un muy querido amigo mio, cuando aún no era un famoso arquitecto. Yo conocí a sus padres y a su hermana Ana.

Vivía con Serena Vergano, otra gran amiga mía, y madre del adorable niño Ricardito, en su edificio de la calle Nicaragua, 97-99 de Barcelona, con una pequeña piscina.

Viajé mucho con Ricardo y Serena. Ella hacía las fotos. Navegamos por el rio Nilo en una faluca, después de visitar las Pirámides y muchos templos.
Además de a Egipto, viajamos a Grecia, Bali, Turquia y Marruecos.

Estuvimos juntos en Londres, París, Nueva York y Moscú. Y fueron fantásticas las noches en la discoteca Bocaccio, con los intelectuales de la Gauche Divine.

 
Con los Bofill yo me hubiese ido a la luna. Cambiaron mi mentalidad.
En La Muralla Roja de Calpe, Ricardo me pidió que posase desnudo, tirado en el fondo de un patio, como si me hubiese suicidado. Serena hizo la foto, pero no la encuentra.

Nos vimos mucho en Ibiza, donde Ricardo, en 1956, había hecho su primera casa, en Cala Nova.

Estos son trozos del proyecto de levantar dos plantas sobre mi duplex de Ibiza, en 1971. Diseño de Ricardo, firmado por su padre el atquitecto Emilio Bofill. El Ayuntamiento nos dio el permiso, pero no hicimos la obra.

Ricardo estaba siempre invitado a todos mis eventos. Bibis Samaranch, que también falleció, fue otra persona que adoré.
Cuando quiso vender sus proyectos en París, me contrató para ayudarle a montar una oficina y para presentarle a parisinos.
Una noche de noviembre de 1971 fuimos al restaurante Maxims, con Salvador Dalí, para la presentación del VOGUE diseñado por Dalí.
 En Maxims, mi amiga Loulou de la Falaise, musa de Yves Saint Laurent, me presentó al modisto. Y yo les presenté a Ricardo, y acabamos la noche en casa de Saint Laurent.

 Para pasar el año nuevo, Ricardo me propuso ir a Marruecos para ver las casbas del sur, en el desiero del Sahara. Me sorprendió mucho que Serena no nos acompañase.

La primera noche en Marrakech cenamos en el Jardin Majorelle, casa de Yves. Allí estaban Loulou de la Falaise, Andy Warhol, y Thadeé Klossowski.  Y, al día siguiente, Loulou se subió al coche y nos fuimos al desierto. Y comprendí, con gran disgusto, que Serena y Ricardo ya no eran pareja.
Loulou fue una gran relaciones públicas para Ricardo en París. Acabó conociendo al presidente Giscard  d'Esstaing. Y, como yo ya no le hice falta, me fuí a Ibiza.
En Francia comenzó su
éxito internacional. Diseñó obras para medio centenar de países, entre ellos España, EEUU, Japón, China y Argel. Y desde entonces nos veíamos con menos frecuencia.
Espero que sus hijos y su equipo lleven a cabo, con éxito, los proyectos que Ricardo no pudo terminar, como los de
Arabia Saudita.
Me gustó mucho este proyecto de aeropuerto en Qingdao, China. 
Tras terminar su relación con Loulou de la Falaise, Ricardo comenzó una larga relación con Annabelle D'Huart, con la que tuvo a su hijo Pablo.
Para este constante viajero entrar en el aeropuerto de Barcelona era como entrar en su propia casa. Yo estuve con Ricardo en Nueva York, París, Moscú, y viajamos por Marruecos, Egipto, Bali y Turquía.
Ricardo iba con frecuencia a Ibiza, y yo le llevaba al PACHA y a mis fiestas Flower Power VIP, con Marta Vilallonga, su última pareja.
Le gustaban mucho las cenas en mi casa de Sant Carles. En esta cena estaban la Condesa de Ribes, Valentino y la Princesa Maria Gabriela de Saboya.
En septiembre de 2008 viajé a París para asistir a la exposición "Choses de flot et de mer", de su ex Annabelle D'Huart, en el Museo Les Arts Décoratifs. Y les hice esta foto.
En el evento de apertura de Tiffany Barcelona invité a Ricardo con sus hijos Ricardo y Pablo. Ricardo aparce, en fotos y hablando, en mi documental "Carlos Martorell Polifacético".
Yo estaba siempre invitado a sus fiestas de cumpleaños.
La última vez que vino a Ibiza me invitó a navegar abordo del yate Legendary.
Cuando el pasado mes de septiembre fue investido Doctor Honoris Causa, por la Universitat Politècnica de Catalunya, yo vi bien a Ricardo. Y no pude imaginar su trágico final.
Cuando me enteré de su fallecimiento yo estaba en Ibiza y le publiqué esta doble página en el Diario de Ibiza. Y hablé de él, durante veinte minutos, en "Historias de Carlos Martorell", de todos los jueves, en Radio Onda Cero.
Durante dos días, más de ocho mil personas hicieron cola para asistir a su homenaje,
a puertas abiertas, en su Taller de Arquitectura, en Sant Just Desven,
Hubo música en vivo, proyecciones de vídeos y una gran exposición de fotos. Estaban sus mujeres: Serena, Annabelle y Marta. Loulou no, por estar fallecida.
El primer día de homenaje yo asistí con Antonia Dell'Atte.
El segundo día de homenaje, a última hora de la tarde, y a puerta cerrada, asistí al concierto de piano, seguido de un cóctel cena, donde encontré a muchos amigos y conocidos. Y fue muy emotivo.
Nunca te olvidaré querido Ricardo. Yo tenía 21 años. Viví contigo muy importantes experiencias. Y mi mentalidad y forma de vivir cambiaron mucho gracias a tu inteligencia, tu cultura, tu buen humor, tu creatividad y tu atractiva personalidad.
Descansa en paz.

viernes, 7 de enero de 2022

¿CÓMO SERA ESTE 2022? UN MISTERIO. Y ME ESCAPÉ A IBIZA.

¿Cómo será este 2022? Es la pregunta que se hace todo el mundo.
Un día antes de irme a Ibiza, Estrella Salietti y yo fuimos invitados a comer al Hotel Primero Primera, por Nuria Pérez Sala, copropietaria del hotel. 
Yo, de niño, iba al colegio con varios miembros de la familia Pérez Sala.

El Hotel Primero Primera fue decorado, hace años, por Estrella Salietti.
Comimos muy bien. Y me gustó mucho  la cocina.
Me hubiese gustado hacer una confortable siesta pero tenía que marcharme a Ibiza.
La noche de fin de año no salí de casa.
El 2 de enero, en la casa de
Daniel y Belén Busturia, se celebró el 25 aniversario de "Las Lentejas de Busturia". Este año con menos amigos debido a restricciones.
Todos los invitados llevábamos vinos, cosas de comida o postres. Esta es una muy pequeña muestra.
Posamos todos vacunados y con pcrs negativos. Y yo de blanco, como los hijos de Gigi Sarasola.
Me encantó ir a comer a la casa de campo de Carlos y Carmina Sentís.
Recordé la casa que tuve durante 35 años en Sant Carles.

Antes de irnos, Carmina me llevó a coger naranjas y limones de los árboles de su huerto.

Acabo de colgar este retrato en mi nueva casa. Porque creo que nos esperan más meses con mascarillas y pcrs. ¡Una pesadilla!