Los mandos de todos los aparatos que tengo en casa están en inglés.
Por ejemplo: Power, On. Off, Play, Stop, Rewind, Fast forward, Record, Push, Time, Down, Up, Date, Mute, Start, etc… Y cuando se navega por Internet, más te vale saber ese idioma.
Nos guste o no: el inglés, hoy en día, es el idioma más importante de este mundo globalizado, y quien no lo habla es casi como un “nuevo analfabeto”.
Me da mucha pena ver como, en televisión, muchos presentadores se jactan de no hablar el inglés e, incluso, se burlan y ridiculizan a quienes lo hablan y lo pronuncian correctamente.
Y más triste aún es que el noventa por ciento de nuestros políticos, Presidente del gobierno incluido, hagan el ridículo cuando viajan o reciben a personalidades extranjeras. Pues solo saben cuatro o cinco palabras, y hablan como los Apaches en las viejas películas de cowboys.
Yo no le llego al zapato a un ministro y, sin embargo, hablo y pronuncio perfectamente el inglés, el francés, el italiano y, por supuesto, el español y el catalán.
Y, desde hace un par de años, aprendo el alemán, que no es nada fácil.
A ese ejército de los apodados “nuevos analfabetos” quiero comunicarles que tienen muchos más conocimientos del idioma inglés de lo que se imaginan, y que utilizan a diario, inconscientemente, un montón de palabras en inglés.
Y en este texto, que les dedico, está la prueba:
¡YO CREIA QUE NO SABÍA SPEAK ENGLISH!
Por la mañana, después de usar un after-shave, y antes de ponerme el slip, me embadurno con bodymilk para parecer un playboy, pues es mi cumpleaños.
Mi hijo, que no lee nunca un best-seller, solo lee comics, ve cartoons y películas de cowboys, o juega a ser un luchador de full contact con la play-station, como único hobby, está desayunando plum-cake y cornflakes, y ni me canta el happy birthday, ni me envía un christmas, ni me dice good bye. Es víctima del bullying en la British School.
Le hice tunning a mi coche. Y cuando salgo del parking y paso por delante de un garden center en construcción, veo a los obreros comiendo bacon en un tupper-ware, a la hora del lunch. Freno de golpe y casi se me abre el airbag pues me encuentro con una manifestación gay donde llevan pins reivindicativos, comprados en un sex-shop, tras hacerse el test del sida.
Y me recuerda mi época de estudiante cuando pegaba posters, y hacía un master para ser un yuppy y no acabar colgado como los junkies que tienen un monkey si no compran algo de shit al dealer, o mueren de una overdose en un chill out.
A un súbito recuerdo como éste se le llama flash. Y como tengo feelings, unas veces los recuerdos me ponen down y otras up.
Ahora los jóvenes no quieren estudiar, prefieren hacer parties, como el Flower Power, que es un boom. En estas fiestas toman trips y pills escuchando música de los sixties. Y también les gusta el heavy o el house que escuchan con un walkman made in Taiwán. Y van a las discos y a los afterhours, donde las gogogirls hacen breakdance y un show de striptease, al ritmo de un maxisingle que pone un discjockey llegado de un local underground. Y, bailando, se quitan el top, los bluejeans y el pullover, muy fashion, que compraron en un hippymarket un día que fueron de shopping en un coche alquilado en un rent-a-car.
Algunos jóvenes snobs de la beautifull people, que se creen unos gentlemen, porque participan en opens de golf o hacen windsurf, prefieren el glamour de clubs privados y pubs donde no pagan el ticket de entrada, y pueden tomar sandwiches y beber cocktails, y bitter on the rocks servidos por un barman, con música country de fondo, grabada en un compactdisc.
Al llegar a mi despacho de marketing, merchandising y leasing, que está en un loft, saludo al jefe, al que llamamos boss, pues está siempre en meetings o dándo un speech en el stand de public relations, quejándose por estar en waitinglist de un vuelo lowcost, o por tener jet lag tras volar en first class con overbooking. Mi jefe no pierde el tiempo y hace business durante un coffe breake, servido por un catering, y discute los royalties de un sponsor.
En el hall de entrada, la secretaria, después de comer en un self service, hace mailings y los envía por fax-modem o e-mail, usando el software y el scanner del computer que nuestro Consulting tiene en renting. Esta secretaria usa shorts y panties. Se cree una lady y no sabe decir ni yes. Pero al jefe le dice a todo okay, pues tuvo un flirt con él, que acabó en love affair en un motel muy cheap que no tenía ni room service. Esto lo digo off the record...
Ya estoy deseando que llegue el weekend. Para hacer footing o jogging. Y dejar a los niños con la babysitter o en una nursery, e ir de camping y hacer un picnic como un boyscout.
Mi mujer, por el contrario, prefiere hacer gym-jazz, aerobic o spinning, con su personal-trainer, en un gym de alto standing, que yo pago cash o con mi credit-card. En la sala de fitness, se encuentra con alguna top-model, muy sexy, poniéndose el eye-liner y el make-up, antes de salir hacia un casting, con el book bajo el brazo, para rodar un spot en el que el director filmará el making off con su zoom. Y también se encuentra con unas amigas que pertenecen a la jet-set, y que sólo están pendientes de lo que está in y de lo que está out, y sueñan con hacerse peelings, liftings y un tratamiento anti-aging para mejorar su look, porque tienen que ir a un cocktail o a un brunch, o la zona vip de un fashion show. Estas fashion-victims, asiduas de un Wellness, están siempre de régimen. Toman sólo un poco de roast-beef, un steak a la plancha, un pudding, o un yogurt light, pues son alimentos que no engordan como el fast food.
Pero si llueve, me quedaré en casa viendo la televisión, haciendo zapping para ver magazines y reality shows, cuyo éxito depende del ranking de audiencia; o interviews a starlets que interpretan música heavy metal, en el backstage, o cantan rock and roll en playback, lo que es un autentico bluff.
Estos cantantes, vestidos con llamativos smokings, llegan en limousines, con sus managers y bodyguards, que los protegen de las groupies y de los fans, que los siguen a todas partes en un minibus, organizado por un touroperator, a quien no le han dicho ni thank you.
Me armo un gran lío con todos mis aparatos electrónicos, pues hay teclas de power, on, off, select, in, out, reset, enter, clear, program, pause, open, close.
Y si quiero ver un dvd de National Geographic, o un film con actores del starsystem, con muchos travelings y flashbacks.he de pulsar el play, el rewind, el stop, el record o el timer.
Y si antes de que llegue el The End se me estropea el aparato, lo tiro a un container.
Cuando leo este texto me da un shock que es toomuch, porque me doy cuenta de que sé speak english y que ya no tengo ese handicup.
Bye, Bye.
Por ejemplo: Power, On. Off, Play, Stop, Rewind, Fast forward, Record, Push, Time, Down, Up, Date, Mute, Start, etc… Y cuando se navega por Internet, más te vale saber ese idioma.
Nos guste o no: el inglés, hoy en día, es el idioma más importante de este mundo globalizado, y quien no lo habla es casi como un “nuevo analfabeto”.
Me da mucha pena ver como, en televisión, muchos presentadores se jactan de no hablar el inglés e, incluso, se burlan y ridiculizan a quienes lo hablan y lo pronuncian correctamente.
Y más triste aún es que el noventa por ciento de nuestros políticos, Presidente del gobierno incluido, hagan el ridículo cuando viajan o reciben a personalidades extranjeras. Pues solo saben cuatro o cinco palabras, y hablan como los Apaches en las viejas películas de cowboys.
Yo no le llego al zapato a un ministro y, sin embargo, hablo y pronuncio perfectamente el inglés, el francés, el italiano y, por supuesto, el español y el catalán.
Y, desde hace un par de años, aprendo el alemán, que no es nada fácil.
A ese ejército de los apodados “nuevos analfabetos” quiero comunicarles que tienen muchos más conocimientos del idioma inglés de lo que se imaginan, y que utilizan a diario, inconscientemente, un montón de palabras en inglés.
Y en este texto, que les dedico, está la prueba:
¡YO CREIA QUE NO SABÍA SPEAK ENGLISH!
Por la mañana, después de usar un after-shave, y antes de ponerme el slip, me embadurno con bodymilk para parecer un playboy, pues es mi cumpleaños.
Mi hijo, que no lee nunca un best-seller, solo lee comics, ve cartoons y películas de cowboys, o juega a ser un luchador de full contact con la play-station, como único hobby, está desayunando plum-cake y cornflakes, y ni me canta el happy birthday, ni me envía un christmas, ni me dice good bye. Es víctima del bullying en la British School.
Le hice tunning a mi coche. Y cuando salgo del parking y paso por delante de un garden center en construcción, veo a los obreros comiendo bacon en un tupper-ware, a la hora del lunch. Freno de golpe y casi se me abre el airbag pues me encuentro con una manifestación gay donde llevan pins reivindicativos, comprados en un sex-shop, tras hacerse el test del sida.
Y me recuerda mi época de estudiante cuando pegaba posters, y hacía un master para ser un yuppy y no acabar colgado como los junkies que tienen un monkey si no compran algo de shit al dealer, o mueren de una overdose en un chill out.
A un súbito recuerdo como éste se le llama flash. Y como tengo feelings, unas veces los recuerdos me ponen down y otras up.
Ahora los jóvenes no quieren estudiar, prefieren hacer parties, como el Flower Power, que es un boom. En estas fiestas toman trips y pills escuchando música de los sixties. Y también les gusta el heavy o el house que escuchan con un walkman made in Taiwán. Y van a las discos y a los afterhours, donde las gogogirls hacen breakdance y un show de striptease, al ritmo de un maxisingle que pone un discjockey llegado de un local underground. Y, bailando, se quitan el top, los bluejeans y el pullover, muy fashion, que compraron en un hippymarket un día que fueron de shopping en un coche alquilado en un rent-a-car.
Algunos jóvenes snobs de la beautifull people, que se creen unos gentlemen, porque participan en opens de golf o hacen windsurf, prefieren el glamour de clubs privados y pubs donde no pagan el ticket de entrada, y pueden tomar sandwiches y beber cocktails, y bitter on the rocks servidos por un barman, con música country de fondo, grabada en un compactdisc.
Al llegar a mi despacho de marketing, merchandising y leasing, que está en un loft, saludo al jefe, al que llamamos boss, pues está siempre en meetings o dándo un speech en el stand de public relations, quejándose por estar en waitinglist de un vuelo lowcost, o por tener jet lag tras volar en first class con overbooking. Mi jefe no pierde el tiempo y hace business durante un coffe breake, servido por un catering, y discute los royalties de un sponsor.
En el hall de entrada, la secretaria, después de comer en un self service, hace mailings y los envía por fax-modem o e-mail, usando el software y el scanner del computer que nuestro Consulting tiene en renting. Esta secretaria usa shorts y panties. Se cree una lady y no sabe decir ni yes. Pero al jefe le dice a todo okay, pues tuvo un flirt con él, que acabó en love affair en un motel muy cheap que no tenía ni room service. Esto lo digo off the record...
Ya estoy deseando que llegue el weekend. Para hacer footing o jogging. Y dejar a los niños con la babysitter o en una nursery, e ir de camping y hacer un picnic como un boyscout.
Mi mujer, por el contrario, prefiere hacer gym-jazz, aerobic o spinning, con su personal-trainer, en un gym de alto standing, que yo pago cash o con mi credit-card. En la sala de fitness, se encuentra con alguna top-model, muy sexy, poniéndose el eye-liner y el make-up, antes de salir hacia un casting, con el book bajo el brazo, para rodar un spot en el que el director filmará el making off con su zoom. Y también se encuentra con unas amigas que pertenecen a la jet-set, y que sólo están pendientes de lo que está in y de lo que está out, y sueñan con hacerse peelings, liftings y un tratamiento anti-aging para mejorar su look, porque tienen que ir a un cocktail o a un brunch, o la zona vip de un fashion show. Estas fashion-victims, asiduas de un Wellness, están siempre de régimen. Toman sólo un poco de roast-beef, un steak a la plancha, un pudding, o un yogurt light, pues son alimentos que no engordan como el fast food.
Pero si llueve, me quedaré en casa viendo la televisión, haciendo zapping para ver magazines y reality shows, cuyo éxito depende del ranking de audiencia; o interviews a starlets que interpretan música heavy metal, en el backstage, o cantan rock and roll en playback, lo que es un autentico bluff.
Estos cantantes, vestidos con llamativos smokings, llegan en limousines, con sus managers y bodyguards, que los protegen de las groupies y de los fans, que los siguen a todas partes en un minibus, organizado por un touroperator, a quien no le han dicho ni thank you.
Me armo un gran lío con todos mis aparatos electrónicos, pues hay teclas de power, on, off, select, in, out, reset, enter, clear, program, pause, open, close.
Y si quiero ver un dvd de National Geographic, o un film con actores del starsystem, con muchos travelings y flashbacks.he de pulsar el play, el rewind, el stop, el record o el timer.
Y si antes de que llegue el The End se me estropea el aparato, lo tiro a un container.
Cuando leo este texto me da un shock que es toomuch, porque me doy cuenta de que sé speak english y que ya no tengo ese handicup.
Bye, Bye.
Foto Flickr whydelila
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