Ana Bru y Carlos Martorell
Ramón Segarra, Ana Bru, David Clark y Stephen Attenborough
Ana Bru en el Gyrolab
Sir Richard Branson y Ana Bru
Ana Bru, copropietaria con su esposo de la agencia de viajes exclusivos Bru&Bru, asistió, como todos los años, a la Feria de Agencias de Viajes, que tiene lugar en Cannes.
Allí consiguió, muy hábilmente, que Sir Richard Branson la nombrase Agente Espacial Acreditado de Virgin Galactic, para España. Además, Ana será la primera mujer española en viajar al espacio suborbital. Porque Ana Bru, que es una gran profesional, no vende ningún producto que no haya probado antes.
Para dar a conocer la buena noticia, unos meses más tarde, organicé un evento en Barcelona, invitando a unas trescientas personas, entre clientes de Bru&Bru y medios de comunicación.
Recientemente, Ana Bru y su esposo Ramón Segarra, tuvieron que viajar hasta el Centro de Entrenamiento Espacial NASTAR, a las afueras de Filadelfia, para someterse a la primera prueba para comprobar, en su anatomía, los efectos de la fuerza de la gravedad.
Ana, que iba ataviada con un mono espacial con la divisa: “Future astronaut”, se santiguó antes del entrar en el simulador, llamado Gyrolab. Un artefacto conocido como “the spinner” (la centrifugadora), donde experimentó, durante pocos minutos, alguna de las sensaciones que vivirá en 2009, cuando viaje al espacio a bordo de la nave Space Ship Two, cuyo interior ha diseñado Philippe Starck.
En el ascenso, fue sometida a una presión de gravedad 3’3 veces superior a la de la Tierra, que aplastó su pecho y sus mejillas. Tras este ascenso simulado, los motores de la nave se apagaron. Y Ana pudo experimentar la paz y el sosiego de la ingravidez, o Zero G.
Al poco rato la nave realizó su reentrada en la atmósfera terrestre, cayendo casi en picado. Ana comentaría luego: "En ese momento descubres dónde está tu estómago".
Cuando salió del Gyrolab, su sonriente cara reflejaba una felicidad que rozaba el éxtasis. En la sala de control recibió los aplausos de un grupo formado por agentes espaciales, otros clientes de Virgin Galactic, y periodistas, que asistían en directo al espectáculo.
¡Prueba superada!
Después le tocó el turno a su marido, Ramón Segarra, que también viajará al espacio suborbital, cuyo precio, por persona, asciende también vertiginosamente, a la cantidad de doscientos mil dólares.
Allí consiguió, muy hábilmente, que Sir Richard Branson la nombrase Agente Espacial Acreditado de Virgin Galactic, para España. Además, Ana será la primera mujer española en viajar al espacio suborbital. Porque Ana Bru, que es una gran profesional, no vende ningún producto que no haya probado antes.
Para dar a conocer la buena noticia, unos meses más tarde, organicé un evento en Barcelona, invitando a unas trescientas personas, entre clientes de Bru&Bru y medios de comunicación.
Recientemente, Ana Bru y su esposo Ramón Segarra, tuvieron que viajar hasta el Centro de Entrenamiento Espacial NASTAR, a las afueras de Filadelfia, para someterse a la primera prueba para comprobar, en su anatomía, los efectos de la fuerza de la gravedad.
Ana, que iba ataviada con un mono espacial con la divisa: “Future astronaut”, se santiguó antes del entrar en el simulador, llamado Gyrolab. Un artefacto conocido como “the spinner” (la centrifugadora), donde experimentó, durante pocos minutos, alguna de las sensaciones que vivirá en 2009, cuando viaje al espacio a bordo de la nave Space Ship Two, cuyo interior ha diseñado Philippe Starck.
En el ascenso, fue sometida a una presión de gravedad 3’3 veces superior a la de la Tierra, que aplastó su pecho y sus mejillas. Tras este ascenso simulado, los motores de la nave se apagaron. Y Ana pudo experimentar la paz y el sosiego de la ingravidez, o Zero G.
Al poco rato la nave realizó su reentrada en la atmósfera terrestre, cayendo casi en picado. Ana comentaría luego: "En ese momento descubres dónde está tu estómago".
Cuando salió del Gyrolab, su sonriente cara reflejaba una felicidad que rozaba el éxtasis. En la sala de control recibió los aplausos de un grupo formado por agentes espaciales, otros clientes de Virgin Galactic, y periodistas, que asistían en directo al espectáculo.
¡Prueba superada!
Después le tocó el turno a su marido, Ramón Segarra, que también viajará al espacio suborbital, cuyo precio, por persona, asciende también vertiginosamente, a la cantidad de doscientos mil dólares.
La semana previa al vuelo, en las instalaciones sitas en Mojave, Nuevo México, Ana y Ramón completarán su preparación, que consistirá en realizar pruebas físicas, análisis médicos, emular las cabriolas en ingravidez, y dar el toque final a sus atuendos de astronautas.
Ana tiene la plaza 142, y su esposo Ramón la 147, para ver la Tierra a 110 kilómetros de altitud.
Luego asistieron a la fiesta galáctica, ofrecida por Sir Richard Branson, en el Museo de Historia Natural de Nueva York, donde sonaban el Space Oddity, de David Bowie, y el Rocket Man, de Elton John.
Fotos: Masats (evento en Barcelona)
Fotos NASTAR
1 comentario:
Enhorabuena, una experiencia sin duda excepcional. 110 km!!!!
¿Cuantos km hay de Madrid a Barcelona? Mas de 3 o 4 veces los 110km, pero en este caso hacia arriba. Y estoy seguro que el cielo a pesar de ser de día, será oscuro. No hace falta subir a la Luna para comprender la fragil existencia sobre la tierra. Ya Einstein no podría explicar la ingravidez ...., tan cerca de la tierra.
Un saludo y buen viaje
Armando
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