Joan Collins triunfaba en 1987 como la malvada Alexis Carrington, en la serie de televisión "Dinastía", que emitía la cadena catalana TV3 .
Joan Collins fue invitada por Angel Casas, para ser entrevistada en su programa de TV3. Mi gran amiga Mercedes de Sarriera trabajaba entonces como Relaciones Públicas de esa cadena catalana. La hija del Marqués de Barbará, una mujer con mucho temperamento, y cargada de razón, no soportó los caprichos y las impertinencias de Joan Collins. Entre las dos féminas, de carácter fuerte, saltaron chispas, y Mercedes de Sarriera se retiró.
Como la actriz y yo teníamos un gran amigo en común, llamado Jimmy Douglas, me ocupé de distraerla, de pasearla por Barcelona, y de acompañarla a TV3.
El presentador Angel Casas.
Al mediodía fuimos a comer al emblemático restaurante barcelonés "Las siete puertas" (hoy "7 Portes"). Los transeuntes se agolpaban detrás de las ventanas para ver a la famosa actriz.
Pedímos un arroz. Estaba buenísimo. Pero Joan Collins puso cara de asco y devolvió el plato. Pensamos que era un estúpido capricho, pero no fue así. Una sutil lámina de pintura se había desprendido del techo de la cocina y, tras aterrizar etéreo sobre la porción que correspondió a la actriz, se había fundido con el arroz, dándole un desagradable sabor químico.
Por aquel tiempo yo me ocupaba de promocionar la joyería VASARI, y había organizado una super fiesta de presentación en el Hotel Ritz de Barcelona.
Para VASARI, viajé a Londres con José Luis Robles (en la foto detrás de las modelos, y hoy dueño de la Joyería Mesara), para contratar al famoso fotógrafo Lord Patrick Lichfield, primo de la Reina de Inglaterra. En 1981, un año antes de la inauguración de VASARI, Lord Patrick había sido elegido fotógrafo oficial de la boda del Principe Charles y Lady Diana.
A pesar de su aristocrático "pedigrí", Lord Lichfield, Conde de Anson y esposo de Lady Leonora Grosvenor, hija del Duque de Westminster, era un auténtico cachondo.
Cuando José Luis Robles y yo entramos en su estudio, por un angosto pasillo, a cada paso que dábamos explotaba un petardo bajo nuestros zapatos. Lichfield y sus asistentes, muertos de la risa, nos veían dar saltos sorprendidos y asustados, en unos monitores de televisión.
Unos días antes del evento, Lichfield llegó a Barcelona. Y, en la Suite Real del Hotel Ritz, convertida en estudio fotográfico, Lord Lichfield retrató a un selecto grupo de señoras de la alta sociedad y la aristocrácia de Barcelona, luciendo joyas de VASARI.
En la foto: Estrella Salietti, "un servidor", ejerciéndo de estilísta, Mercedes Albert, Carmen Godia, el fallecido peluquero de Cebado, Derek, y Lord Lichfield. Los retratos se proyectaron durante la cena de gala en el Ritz, y posteriormente se publicó un reportaje de varias páginas de la revista HOLA, el día de Navidad del 82.
Los propietarios de VASARI, y yo, conseguimos que Joan Collins aceptase llevar pendientes, collar, anillos y pulseras de VASARI, durante la entrevista en TV3. Pero en el aire se respiraba una cierta paranoia: ¿Devolverá la malvada Alexis Carrington las joyas, al término de la entrevista, o las considerará una compensación por la publicidad hecha a VASARI?
La periodista Mariangels Alcázar publicó en El Periódico la foto en que la actriz elegía las joyas. En la foto estoy junto a Chantal Asensio, esposa del entonces Presidente del Grupo Zeta, Maria Reig, copropietaria de VASARI, y Vivian Ventura que viajaba con Joan Collins.
Después acompañé a Joan Collins de tiendas por el Paseo de Gracia y por la Avenida Pau Casals. La actriz se ocultaba tras unas enormes gafas de sol para pasar inadvertida. Pero, si en las tiendas no la reconocían, se quitaba las gafas inmediatamente.
Por la noche, en el camerino de la autonómica TV3, sugerí que, para meterse a los espectadores catalanes en el bolsillo, estaría bien que dijese: ¡Bona nit Catalunya! Pero no conseguí que se aprendiera la frase. Pues decía: "Buona pit Castamuña, Buon flit Cataplonia, Calaplovia, ..." y cosas así. De modo que opté por escribirle, con bolígrafo, el saludo catalán en la palma de su mano. Y lo dijo perfectamente, agradando a Angel Casas y ganándo un caluroso aplauso del público.
Finalizada la entrevista, teníamos que ir a cenar al restaurante de la discoteca Up & Down, que entonces era el local de moda.
El Presidente de TV3 había reservado una gran mesa para todo el equipo del programa de Angel Casas.
Joan Collins, que siempre tiene prisa, no quiso esperar a que finalizase el programa, y nos instalamos mano a mano en la gran mesa reservada. Y ahí comenzó el drama.
-¿A qué te dedicas?, me preguntó.
-A las Relaciones Públicas. Y también hago estilismo para reportajes de prensa, y asesoramiento de imagen.
-Y...¿Qué me aconsejarías?
-Si pregunta mi opinión profesional, le tendré que ser franco y decirle lo que realmente pienso y creo que puede Ud. mejorar- le advertí.
-Ok.- Me respondió, cruzándo los brazos sobre la mesa, con una expresión de interés y curiosidad en su rostro.
Y empecé por la peluca: -Demasiado crepada y demasiado oscura.
Seguí con el maquillaje: -Se le forman pelotillas negras por demasiado mascara en las pestañas.
Le hablé de su boca: -Es Ud. una actriz sexy. Y sus labios deben ser besables y atractivos. Pero parecen pintados con una rezumante mermelada de frambuesas.
Luego añadí: Veo que, desde primera hora de la mañana, lleva demasiadas capas de maquillaje en la cara. Refrésque ese maquillaje. No le añada tantas capas a lo largo del día. Porque llegada una cierta edad, el exceso de maquillaje, en vez de embellecer, envejece.
-Es debido a los flashes -replicó. Y luego afirmó: -Disparas un flash y matas a una mujer.
Cuando, por último, iba a mencionar sus uñas "pico de loro", a lo Sara Montiel, tomó una servilleta y, con un gesto muy brusco, borró el brillo rojo de sus labios.
-¡Ya veo que no te gusto nada!- exclamó. Se levantó de un salto y se marchó furibunda, plantando al Presidente de TV3 y a todo el equipo, que aún no habían llegado.
La verdad sea dicha: no fui muy diplomático. Oscar Wilde dijo: "El mejor diplomático es aquel que habla más y dice menos".No obstante, al día siguiente, antes de embarcar, la actriz preguntó por mí en el aeropuerto.
Volví a encontrarme con Joan Collins, en Nueva York, en un evento junto a Andy Warhol. No había hecho el menor caso a mis sugerencias de estilísta.
En otra ocasión, coincidimos en el famoso restaurante italiano San Lorenzo, en Londres. Cuando me acerqué a su mesa, acompañado por Mara, la dueña del restaurante, para saludar a la actriz, ésta hizo ver que no me conocía. O realmente no se acordaba de mí.
Debo dejar bien claro que Joan Collins fue de una corrección impecable en lo concerniente al tema de las joyas prestadas. Pues las devolvió, sin pedir compensación alguna por la publicidad realizada a la joyería VASARI.
Fotos: Carlos Martorell, Patrick Lichfield, Outumuro, El Periódico. Y via Flickr: pop-art 2007, Sily-NiLY, TomZumb, Enrique del Pozo, Chicago Addick.


Para ser una publicidad promovida por la Unión de Ateos y Librepensadores, el slogan me parece un tanto light. ¿Qué quieren decir con "probablemente"? Si no están seguros es que no son del todo ateos. Los creyentes de la organización E-Cristians no han tardado en reaccionar, y también circularán otros autobuses, pero esta vez con un rotundo: "Dios sí existe". 
Leí la noticia del Bus Ateo en La Vanguardia y, al girar la página vi la foto de la periodista Maruja Torres, ganadora del Premio Nadal con la novela "Esperádme en el cielo". Los personajes de su novela son los fallecidos escritores Manuel Vázquez Montalbán y Terenci Moix. El Nadal es el más antiguo premio literario que se concede en España.


Los decorados eran impactantes. Aquí estoy, en un descanso de la grabación del programa, con Ursula Andress, a quien conocí en los buenos tiempos de Ibiza, y con el escritor y director de cine Vicente Molina Foix.
Cuando desperté recordé que a Terenci Moix lo que realmente le iba eran las divinidades egipcias: Osiris, Horus, Ra, Amón, Hator, Neftis...

