viernes, 20 de marzo de 2009

UNA DUQUESA, UNAS PASTILLAS, Y UNA DETENCIÓN POR DROGAS

LA DUQUESA:
En 1967, tras negarme a hacer las milicias universitarias, fui sorteado como soldado raso, y tuve la suerte de ser destinado a la región militar de Baleares, para hacer el servicio militar obligatorio. Y digo suerte, porque Ibiza pertenece a esa región, y porque la esposa del, entonces, Gobernador Civil de las islas era prima de Carmen Rubio de la Riva, mi madrina de bautismo. El enchufe, pues, estaba garantizado...


Rapado casi al cero (ahora estaría de moda, pero entonces, en los años hippys, resultaba espantoso), me incorporé a filas en el campamento C.I.R. 14, en Son Dureta.


Aquella fue toda una experiencia. Yo dormía en un barracón pestilente, en un jergón de paja sucia, sobre un somier metálico y ruidoso. Y, hablando de ruidos, por las noches se escuchaban todo tipo de ruidos: lloreras, toses, pesadillas en voz alta, peleas, sonoras ventosidades y masturbaciones aceleradas.


Muchos de mis compañeros de mili eran pobres analfabetos, y la bazofia del rancho y el cutre barracón les parecían todo un lujo. Duchas y letrinas comunitarias incluídas. Algunos me llamaban "El profesor", porque me veían leer libros, y porque protegía a los más burros, que eran víctimas de algunos abusones.
Este es Antonio, un pobre pastor de ovejas analfabeto, al que protegí especialmente. Recuerdo que lloró el día que nos destinaron a lugares distintos. Y que, siempre que un superior le preguntaba algo, llevándose la mano a la garganta, decía: "¡Ay, la hostia! Se ma hecho un núo". Y con la escusa del "nudo" en el gaznate no contestaba nunca.

Pero no todo eran personajes de la España profunda. En el C.I.R.14 hice buenas migas con otros reclutas de Barcelona, como Tote Marcó y José Luis Marín.

Finalmente, llegó el dia de la jura de bandera. Recuerdo que asistieron mis padres, que seguían disgustados conmigo, y unas cuantas amigas.

Y esa misma tarde de la jura de bandera, fuí a la casa del Gobernador de Baleares, y conseguí mi anhelado enchufe: ¡Chofer de la Duquesa del Infantado!

En la foto, Plácido Álvarez Buylla está jugando con su perro. Y mi amiga Marjo Vidal-Ribas y su padre están en la foto, porque habían viajado para presenciar la jura de bandera. El Capitán General de las Islas Baleares era, por entonces, el Duque del Infantado. Iñigo de Arteaga y Falguera, casado en segundas nupcias con la Marquesa de Salamanca, era un señor de los pies a la cabeza. Y Cristina Salamanca es una mujer adorable. Conduje su coche solo un corto periodo de tiempo.

La Capitanía General estaba, y creo sigue estando, en el Palacio de la Almudaina. Yo me presentaba allí por la mañana, sin uniforme y con el pelo que me crecía irreglamentariamente. Ambrosia, el ama de llaves de los Duques, me daba un desayuno. Luego acopañaba a la Duquesa a hacer recados o a pasear a Patsy, un simpático cocker spaniel.

Cristina Salamanca fue adorable conmigo, pero supongo que tenerme como chofer la incomodaba. Pues la acompañaba a casas de amigos comunes y no me quería dejar en el coche.

Al poco tiempo, en Capitanía, me dieron permiso para "desaparecer", con la condición de que no abandonase la región militar. Y así acabé instalado en Ibiza.

LAS PASTILLAS:
Unos meses más tarde, la Duquesa del Infantado me pidió que montase un stand con ropa de las boutiques hippy de Ibiza, para vender en un mercadillo benéfico en Palma. Y cargué una camioneta militar con pareos, gilabas, bolsos y demás.

Durante esos días, los entonces Príncipes de España, acompañados por el Capitán General y su esposa, fueron invitados a visitar el portaaviones americano Saratoga. Antes comieron en Capitanía, donde fui presentado a Don Juan Carlos y a Doña Sofía.

Visitando el portaaviones, la Duquesa del Infantado se mareó y el Almirante americano le dió un vaso de agua con un par de Buffered Aspirines. Unas enormes pastillas blancas de aspirina efervescente, un medicamento que no existía en España, pues estamos hablando de finales de los años 60.

A Cristina Salamanca le sentaron muy bien esas aspirinas, y el Almirante hizo que cargaran en su coche tres grandes paquetes de cartón repletos de cajas de Buffered Aspirine.

-Mira Carlos- me dijo la Duquesa- no sé qué hacer con tanta aspirina. Pónlas a la venta en el stand ibicenco del mercadillo benéfico.

Y así lo hice. Vendí toda la ropa, pero ni una sola aspirina. Entonces la Duquesa me sugirió que me llevase a Ibiza un paquete entero, que contenía unas 60 cajas de aspirinas, para repartir entre mis amigos.

Repartí unas 10 cajas y guardé las restantes, en su embalaje de cartón, debajo de la cama de casa de mi amigo Juan Carlos Herrera, donde yo pasaba una temporada. Unas semanas más tarde yo me instalé en mi nueva casa, y Juan Carlos alquiló la suya. Y ambos olvidamos que, debajo de la cama, quedaban escondidas las cajas de pastillas de aspirina efervescente.

LA DETENCIÓN:
El inquilino francés de Juan Carlos era el dueño de la boutique "Sing Sing". El joven trapicheaba con heroína y la consumía. La Guardia Civil, que le vigilaba, fue a registrar la casa que había alquilado.

El sargento Anastasio (nunca olvidaré ni su nombre, ni su cara), que era un hombre enjuto, bajito, con gafas y una mirada muy desagradable, se frotó las manos al descubrir, debajo de la cama, "un importante alijo de droga prensada". El drogata francés, muy sorprendido por el hallazgo del paquete (no debía pasar mucho la fregona por debajo de los muebles...), fue detenido y conducido al cuartel de la Benemérita, presidido por el lema "Todo por la Patria".

Allí, el francés aseguró que él no tenía nada que ver con el alijo, e hizo responsable del paquete a Juan Carlos Herrera. Y, como era lógico, Juan Carlos se sacudió la responsabilidad, que recayó seguidamente sobre mí.

Y así empezó un tremendo lío. Yo había organizado una fiesta de blanco en la discoteca "Lolas", que era la única discoteca en Ibiza, y estaba bailando en la pista cuando llegó para detenerme la Guardia Civil.

En la foto: Mi amiga americana Sharon. Su aparatoso embarazo inspiró el título y un capítulo de mi novela "Réquiem por Peter Pan". A su lado baila la bella Maria Sheriff. Y yo, que seguía con el pelo corto, iba en gilaba en el momento de la detención. ¡Qué vergüenza! Por lo menos puse de moda las fiestas de blanco.

Una vez en el cutre cuartel, me sentaron frente a un guardia con una maquina de escribir del año de la polka, para proceder al interrogatorio. Recuerdo que, en la pared, colgaba un mapa mundi con dibujos de las drogas que se cultivan en cada país. Un bodegón alucinógeno. Como yo era del todo inocente, estaba bastante tranquilo. Miré fijamente al guardia, que se disponía a tomarme declaración, usando solo dos dedos en su máquina de escribir, y pensé: "Preparate chato porque vas a flipar...". Y empecé con una imparable letanía, llena de nombres del más alto nivel.

-El Capitán General de Baleares, Don Iñigo de Arteaga y Falguera, Duque del Infantado, su esposa la Duquesa del Infantado, Marquesa de Salamanca, y Sus Altezas Reales los Príncipes de Asturias, Don Juan Carlos y Doña Sofía, invitados por el Almirante del portaaviones Saratoga, y bla, bla , bla... Así, hasta acabar responsabilizando de la propiedad de la "peligrosa droga" a la esposa de su máximo superior militar.

Los guardias civíles no daban crédito. De entrada pensaron que yo deliraba. Y el mecanógrafo, con cara de bobo, dejó de teclear. Pero, cuando a mi rocambolesca y rimbombante historia, añadí que podían llamar también al Gobernador de las Islas Baleares, Don Plácido Álvarez Buylla, que había sido la persona que me había presentado a los Infantado, el sargento Anastasio arrancó furibundo el papel de la máquina de escribir, y dijo que me largase, y que si aquello eran aspirinas, entonces se trataría de un delito de contrabando.

-Descuide. Se lo comunicaré de su parte a la Duquesa. Buenas noches- dije saliendo del cuartel.

Rara vez he tenido un subidón tan fantástico como el de aquel día, en que fui confundido con un traficante de drogas. Cada vez que me encuentro con alguno de los descendientes del más señor de todos los militares, le recuerdo esta divertida anécdota.

Ortega y Gasset escribió: "Yo soy yo y mi circunstancia; y si no la salvo a ella no me salvo yo".

Fotos: Carlos Martorell. Y via Flickr: Steve h, rium, currante.

21 comentarios:

Anónimo dijo...

Sr. Martorell:

Interesantísima entrada esta de su blog. Sólo apuntar que el superlativo de pobre es paupérrimo, no pobrísimo.

Hasta las personas más cultas, cometen faltas de ortografía en ocasiones, y hasta las personas más "pobrísimas" nos pueden enseñar cosas siempre. A veces en sus entradas parece olvidarlo.

Por favor, no deje de compartir con nosotros sus siempre interesantes vivencias.

Un saludo

Sara Soler

Anónimo dijo...

Muy interesante y divertida su experiencia en su Servicio Militar.Suerte que termino bien la historia, gracias a relazionarse con personas de alto rango.Siga escribiendo,es distraida esta historia.
Un abrazo
Josep Alonso

Anónimo dijo...

SARA SOLER,

Curiosa su corrección del superlativo de pobre que, efectivamente, es paupérrimo.

Más curioso es que no haya apreciado que Carlos nos sorprende, en uno de sus párrafos, textualmente con el final de una frase: "conducí su coche solo un corto espacio de tiempo".

No se trata, a mi juicio, de que hasta las personas más cultas cometan faltas de ortografía. Creo que todos podemos distaernos, independientemente de nuestro nivel cultural. Seguro que Carlos habrá apreciado que quería decir "conduje" y se le colo el "conducí" sin que tú lo hayas apreciado.

Por cierto, Carlos: Personalmente hice el servicio militar en Milicias Universitarias en La Granja (Segovia) en el Campamento de El Robledo y posteriormente cuatro meses de prácticas como Alférez en Carros de Combate Alcazar de Toledo 61 de Campamento, Madrid.

El nivel era, como puedes imaginar, infinitamente más agradable que la opción tomada por ti de una "mili" popular. ¿Por qué si al final tuvíste que hacer los meses de campamento en el cuartel que describes y con aquellos compañeros que no te correspondían?

Perdona, pero es una curiosidad que me ha sorprendido conociendo como conozco tu exquisito gusto y seleción esmerada de los compañeros de "viaje" y no digamos de convivencia.

Finalmente, como siempre, los hombres de nuestra edad acabamos hablando de nuestras batallitas de la milicia.

Un abrazo y otro tanto para Sara y Merche, que hoy no aparece por aquí.

Juan Robles

Merche Pallarés dijo...

Aparezco. Lo que me he podido reir, Carlos... Es que tus historias son ¡geniales! He visto el episodio de las aspirinas como una pelicula de las de entonces... Tambien recuerdo cuando un policia novato me llevó a comisaria porque estaba paseando a nuestro perro por Vara de Rey... Aparentemente había surgido una ley nueva que no se podía pasear perros por esa plaza. Total, que ¡monté una en la comisaría! que creo que el susodicho poli no se habrá olvidado ¡en la vida!
De vez en cuando aparece Juan Carlos Herrera por Ibiza, por cierto. Sigue igual, tan snob y dandy como siempre.
Me ha encantado tu post. Errores gramaticales incluidos. Besotes, M.

Carlos Martorell dijo...

SARA SOLER: Tienes toda la razón. Y sé muy bien que se dice pauperrimo y coduje. Pero cuando me paso 6 horas delante de un ordenador, y siempre de madrugada, para encontrar la fotos más divertidas cometo estos errores. Hablo y escribo en 5 idiomas y al final me lío. Y no es la primera vez. En este post había escrito "protejí", en vez de "protegí". Repasándolo me di cuenta. Y me volverá a ocurrir...

Carlos Martorell dijo...

JUAN ROBLES: Gracias por tu "defensa". pero tiene razón Sara Soler. Me despisto con cierta frecuencia. Pero pocos saben el exceso de ordenador que dedico a cad post. Un abrazo!

Carlos Martorell dijo...

MERCHE:
Un día contaré que, en los principios de Amnesia, una loca conocida nuestra, puso éxtasis en los Shwepps de limón de una pareja de la Guardia Civil. Se lo pasaron de cine, y a los pocos días abandonaron el cuerpo...o los echaron. Un abrazo!

FERNANDOG dijo...

Carlos:

Tus andanzas castrenses me han recordado mucho a las mías, aunque estas últimas fueron dieciocho años más tarde que las tuyas.
También yo desistí a hacer milicias por aquello de que, las medicinas amargas vale más tragárselas de un solo sorbo. En cualquier caso no estaba dispuesto a hipotecar tres veranos de Mallorca a cambio de una estrella de alférez, y encima tuve la suerte de que, por sorteo, me tocó Palma, o sea, quedarme en casa.
Mi enchufe no fue de similar voltaje al tuyo, pero también presté servico de chofer,asistente,marinero, etc ,etc de un coronel que además era hermano de Juan Pardo el cantante.También tengo que reconocer que me trató maravillosamente. Lo que no logré fue "desaparecer" como tú a los pocos meses de salir del C.I.R 14. Tuve que seguir hasta cumplir los 12 meses que en aquel entonces duraba la mili.
Respecto al tema ortográfico,dices que te despistas con cierta frecuencia. Pues bien, el día que no podamos acceder a tus despistes, mal asunto, será señal de que te has cansado de pasarte horas de madrugada haciendo estos simpáticos y divertidos posts.

Un abrazo!

FernandoG

FERNANDOG dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
FERNANDOG dijo...

El comentario que figura como suprimido es un duplicado por error. He pulsado enter más de la cuenta.

Mis disculpas.

FernandoG

Carlos Martorell dijo...

FERNANDOG: Muy bien lo del mal trago. Yo tampoco quise renunciar a tres veranos. Es muy fácil pulsar la tecla eqivocada. Un abrazo!

Anónimo dijo...

QUE HISTORIA TAN DIVERTIDA POR UNAS SIMPLES ASPIRINAS EFERVECENTES.PIENSA EN OTRA HISTORIA PARA TU PRÓXIMO BLOG.SOMOS MUCHOS LOS QUE PASAMOS UN RATO AGRADABLE,UN ABRAZO
T.J.

Carlos Martorell dijo...

T.J: Piensa también en llamar de vez en cuando...

Maria dijo...

Al final no he conseguido ningún libro tuyo en El Corte Ingles. Me encanta leerte un ratito cuando pillo un hueco en el trabajo, eres super ameno.. estoy encantada contigo. Un besi rey.

Carlos Martorell dijo...

GERARDO Y MARIA: Imagino que quien escribe es Maria.
Lamento que no hayas encontrado "La memoria enjaulada", de Ediciones del Cobre. Ya hace tantos años... Pero puedes pedirla en La Casa del Libro.
Muchas gracias por tus amables comentarios. Un abrazo.

Salv@ dijo...

Pues yo que soy persona poco cultivada y con un despelote gramatical increible presumo de no saber que es el servicio por la patricia, ni el militar jejeje.

Nunca me llamarón para ejercer como objetor, se puede decir que yo tube enchufe por ser mas joven que tú, asi somos los enchufados, gente con buen tropiezo.

Carlos Martorell dijo...

SALV: Suerte que tuviste. He visto las celdas de la cárcel en donde han metido a este cretino que ha matado a una joven y no acaba de decir dónde tiró el cuerpo. Comparadas con los siniestros barracones, y con los horribles camastros de mi servicio militar, esas celdas son de un hotel de 3 estrellas. Un abrazo!

Anónimo dijo...

Querido Carlos, no se si me recordarás, soy Víctor Mayol de Palma de Mallorca. Te hicimos una entrevista para canal 4 en tu casa de San Carlos hace ya unos cuantos años.(Yo era el cámara).Eran mis primeros "pinitos" y creeme si te digo que es de los reportajes más bonitos que he hecho. Creo que la ultima vez que nos vimos fue en Temporada Alta (IB3). Decirte que sigo atentamente tus pasos, y me considero ya un admirador tuyo, y de tus vivencias tan interesantes. Aun guardo el libro que me regalaste con tu dedicatoria. Espero que el destino nos regale otro encuentro para poder tener la oportunidad de charlar contigo de nuevo. Encuentro que hoy en dia, y viendo hacia donde va Ibiza irremediablemente, hace falta mas que nunca recordar lo que fue Ibiza, y lo que la convirtió en la Isla más mágica del mundo. Carlos un fuerte abrazo.

Carlos Martorell dijo...

VICTOR MAYOL: Te recuerdo perfectamente. Yo estaré este verano en Ibiza. Y nos vemos cuando quieras. Un abrazo!

Anónimo dijo...

Te tomo la palabra Carlos! Ya no suelo ir mucho a Ibiza (por ocio), pero si este verano cruzo el charquito, me pondré en contacto contigo y hacemos un cafe. Un abrazo muy grande.Victor.

Anónimo dijo...

Mi padre fue tu alferez y le ha gustado mucho leer esta historia

AB