viernes, 4 de enero de 2008

ANECDOTAS VIP: LA GRAN SORPRESA


La Maharani de Jaipur organizó, una cena benéfica para UNICEF, en el Studio 54 de Nueva York. Yo entonces era muy joven.

Antes de ir a esa gran fiesta, Andy Warhol, Mick y Bianca Jagger, el diseñador Halston y otras personas, que ya no recuerdo, nos reunimos para tomar una copa en casa de la diseñadora de la joyería Tiffany, Elsa Peretti, que fue mi anfitriona en Nueva York.

Nunca había visto tantos paparazzis juntos como aquella noche a la entrada de Studio 54, que fue la más impresionante discoteca del mundo.

Al final de la pasarela, que nos hicieron recorrer cegados por los flashes, se hallaba la entonces famosa modelo de color Ramona, sentada en un trono dorado, vestida con un sari del Rajhastan, acariciando entre sus manos una paloma blanca. Ramona formaba parte de la magnífica decoración hindú que Steve Rubell y su socio Ian Shrager, propietarios de la discoteca, habían montado para la ocasión.

Políticos, embajadores, diseñadores de Moda, top models, artistas y miembros de la jet-set internacional, fueron ocupando sus asientos en las mesas, colocadas sobre la pista de baile.

A mí me separaron de mi grupo de famosos, que ocuparon las mejores mesas, y me sentaron junto a una mujer de unos 80 años, bastante bien llevados.

Debido seguramente a problemas térmicos, propios de su edad, la mujer no se quitó su abrigo de martas cibelinas en toda la noche. Su escasa, corta y canosa melena estaba peinada con una raya central. Su piel era muy pálida y transparente. Sus cejas eran unas finas rayas de color violáceo, dibujadas a lápiz. Unos guantes de satén negro cubrían sus manos, que no soltaban un pequeño bolso de noche metálico.

Yo, algo frustrado y, debo admitir, muy poco compasivo, pensé: "Como no soy conocido me han sentado junto a esta anciana estrafalaria. Espero que no palme durante la cena...".

Tras besarle la mano y presentarme, me senté a su izquierda. Ella me sonrió sin decir palabra, dándo por sentado que yo conocía su nombre.

Al poco rato empezaron a servir la cena. Mi octogenaria pareja se quitó los guantes y pude ver sus venosas manos, provistas de unas largas uñas manicuradas, que parecían las garras de un ave de rapiña.

Cuando el camarero se disponía a servirla, la mujer, alzándo su mano con un elegante pero autoritario gesto, rechazó el plato. Seguidamente, y mientras abría su bolso, que resultó ser una dorada fiambrera, me susurró al oído: "I only eat my own food" (Solo tomo mi propia comida).

La sofisticada fiambrera contenía una ración de arroz integral. Posiblemente uno de los pocos alimentos que su frágil estómago podía ya digerir.

A los postres, la Maharaní de Jaipur (que en 1956 era la esposa del embajador de la India en España) subió al estrado y pidió un aplauso para Gloria Swanson. Yo pensé que aquel aplauso era en memoria de la fallecida gran estrella del cine mudo. Y le dije a mi veterana compañera de mesa: "¡Yo creía que la Swanson estaba muerta!".

Y cuál fue mi sorpresa cuando, después de decirme con mucha sorna: "No querido, la Swanson sigue aquí", se puso en pie, y saludó a los asistentes, estirando el cuello y alzando los brazos en un teatral ademán, muy propio del cine mudo.

Se me pusieron los pelos de punta, y un escalofrío recorrió mi espina dorsal, como les debió ocurrir, en el pasado, a quienes asistieron atónitos a la resurección de Lázaro.

De haber reconocido a aquella irreconocible mujer, a quien yo creía muerta y sepultada, mi conversación hubiese sido otra. Pues en aquellos años, yo solía publicar en España reportajes y entrevistas hechas a personajes de Nueva York. Y aquella noche perdí la ocasión de entrevistar a la actriz que, en 1950, interpretó magistralmente el papel de Norma Desmond, en el maravilloso clásico del cine americano: "Sunset Boulevard".

Me pregunto qué debió pensar de mí la famosa actriz. Posiblemente que alguien importante había declinado la invitación en el último momento y, en su lugar, habían sentado a un jovencito desconocido que les servía de comodín.

Fotos Flickr: Cirne y Cafeina Blog

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