sábado, 21 de marzo de 2020

LA LOCURA DEL CORONAVIRUS

¡Maldito virus que nos está matándo o volviéndo locos!
 Escapé de Barcelona con un aeropuerto vacío.
Aterricé en Ibiza en un aeropuerto desértico. 
Nunca en 50 años había visto una Ibiza fantasmagórica.
Debo admitir que la visión de las calles, sin masas de turistas, me dio una paz impresionante.
 No se veían transeuntes cabizbajos.
Me recordó mi fantástica época hippy, a final de los años 60.
Ahora estoy encerrado en casa, muy preocupado porque la cuarentena se alargará mucho.
 La persona que limpia mi casa no puede venir...
Mucha gente vive delante del televisor, aunque ya no se emiten ni los programas de cotilleo. Solo se habla del maldito virus. 
Me imagino que los que están encerrados con niños tendrán que inventarse juegos para distraerles.
Aunque lo que prefieren los niños son los móviles y las tablets.
A los adultos nos aconsejan el yoga, la gimnasia y limpiar la casa.
Lo malo es que, debido al continuo diluvio de whatsapps, no podemos soltar el móvil en todo el día.
Acabaremos con la mano así...
Me gustaría salir a montar a caballo por las playas y montes.
Y no estar, como un burro, todo el día leyéndo artículos sobre el virus y viéndo whatsapps con vídeos cómicos.
Añoro los restaurantes al aire libre.
Y añoro mis largos paseos por las playas. 
Mi moto y mi coche están muertos de asco.
Me gustaría tener un perro para tener la excusa de salir de casa.
Los perros están encantados con el coronavirus. Se han convertido en los reyes de la casa. Dicen que los perros se inventaron el virus.
JaJaJa!
Todo son habladurías. Espero que algún día sepamos la verdad del origen del COVID19, y si es un arma química o no.
La economía mundial se va a la mierda.
En estos momentos algunas empresas se están forrándo.
 La escasez de mascarillas genera auténticas locuras.
Gracias a la tontería de la gente se puede ganar mucho dinero. Y alguno se forrará invirtiéndo en Bolsa...
 En las grandes ciudades hay músicos solidarios en los balcones.
Yo agradezco este maravilloso silencio en Ibiza. Porque, en verano, el chunda-chunda a todo decibelio, en todas partes, es una pesadilla.

Este horrible encierro carcelario puede resultar muy obsesivo, como describo en este dibujo, que hice cuando tenía 16 años.
Tanto tiempo encerrados en famila puede generar maltrato de genero.
Y ya se habla de suicidios por soledad y miseria que, por supuesto, nos ocultarán.
 Algunas viviendas pueden acabar hechas un asco.
Espero que este verano el virus no me deje en el paro.
Y que los locales resuciten de este obligado letargo.
Quiero hacer ejercicios, pero en el agua. Lo que más me gusta de Ibiza es el mar y mis amigos.
 Algunos me dicen: ¡Sal de Ibiza! Pero yo no me iré.
Quiero expresar todo mi agradecimiento a médicos, personal sanitario, Policía, Guardia Civil, empresarios y transportistas por todo su trabajo.
Espero que el virus se vaya pronto a tomar por el saco.
Seguro que el cambio, en la mentalidad del genero humano, será muy positivo, como si nos hubiesen hecho un masaje en el cerebro.
¡Mucha salud, energía y equilibrio para todos! Un abrazo.

viernes, 13 de marzo de 2020

NOMOFOBIA. YO NO SOY UN ADICTO AL MÓVIL

Cuando veo esta foto de mis abuelos maternos ¡flipo! 
Parecen actores de una película muy antígua. Entonces estaba muy mal visto sonreir en las fotos.
Hoy día, los abuelos se hacen selfies, con la obligada sonrisa diciéndo: ¡Patáta!
Los nietos se portan muy bien porque están todo el día distraídos con los móviles.
Cuando yo tenía 5 años, también tecleaba.
Y jugaba en el suelo con teléfonos.
Pero mis abuelos, cuando eran niños, nunca pudieron jugar con un teléfono. 
En esta foto de 1919, mi abuela materna y sus tres hijos parece que estén mirando una tablet.
En mi adolescencia, en los años 60, la gente no se pasaba horas metida en una cabina. Era imposible ser un adicto al teléfono. Y vivíamos muy bien.
Ahora la adicción al móvil es mucho más fuerte que a la cocaína.
Un joven, en la barra de un bar, le dijo a un amigo que había perdido su móvil:
"Yo prefiero que se muera mi madre a perder el móvil".

 ¡La gente no suelta el móvil ni para cagar! (con perdón).
Me enerva ver como, en los gimnasios, los adictos bloquéan las máquinas, como si estuviesen en un despacho o en su casa.
Ahora que los móviles pueden mojarse, veo en mi gimnasio a gente hablándo mientras se ducha.
 Y se llevan los teléfonos a las piscinas y zonas de aguas.
 Yo soy muy raro. Nunca camino mirándo el móvil.
Por culpa de los caminantes cabizbajos se están instalándo semáforos en los suelos.

Me publicaron este chiste. Ahora es de mala educación caminar sin mirar el móvil.
Para probarlo, caminé durante 4 horas mirándo el móvil. Cuando llegué a mi casa me dió un paralís y el brazo me quedó bloqueado. Tuve que llamar a un osteópata para que me lo desbloqueáse.
 Cada vez hay más accidentes mortales por culpa del móvil.
Nos han hecho adictos. Pero siempre puede hacerse un uso inteligente del móvil. El 80% de lo que mira la gente, mientras camina, son tonterías.
En 1876, el escocés Alexander Graham Bell patentó, en EEUU, el primer teléfono. 
En el año 2002, la Cámara de Representantes de EEUU reconoció que el verdadero inventor del teléfono fue el italiano Antonio Meucci que, en1854, no tuvo dinero para patentar su llamado "teletrofono". Murió pobre sin que le reconociesen su invento.
Qué poco se podían imaginar esos dos genios que el télefono generaría una adicición llamada NOMOFOBIA, que viene del inglés No mobile-phone phobia.
Ya se están fabricándo ataúdes especiales para nomófobos.