martes, 18 de marzo de 2014

BANGKOK EL LUJO Y LA MISERIA

Aterricé en el aeropuerto de Bangkok, donde no había estado desde hace 38 años.
Un coche de Emirates me llevó al Hotel Peninsula.
El Peninsula, en la orilla del sucio rio Chao Phraya, es uno de los más importantes hoteles de Bangkok.
La vista, desde mi habitación, parecía Nueva York.
 Cené en la terraza, frente al rio.
Después de cenar fui a ver la piscina, y me bañé de noche.
Por la mañana salí a caminar. Este templete de ofrenda a Buda marca la entrada al Hotel Peninsula. Fue lo último límpio y ordenado que vi, durante mi larga caminata, aquella mañana.
A tan solo un metro del lujoso 5 estrellas empecé a ver, pegados unos a otros, un sin fin de puestos de comidas cutrísimos y antihigiénicos. 
Parece que todo el mundo come en la calle y en condiciones ínfimas de salubridad. Yo esperaba a que los puestos estuviesen vacíos, para no molestar a los que comían con mi cámara de fotos.
Todo huele a podrido. No hay electricidad ni agua en ninguno de estos miserables comederos.
Este era el mejor sitio y me pareció un Tres Tenedores.
Pero olía muy mal porque, a un solo metro, había una especie de cloaca atascada. Toda esa porquería acaba luego en el rio.
Así quedan los puestos cuando cierran. Se me encogió el corazón viendo esta extrema miseria pegada a los hoteles de super lujo. Y me acordé de la pulcritud de Dubai y de Abu Dhabi.
Quise salir de esas horribles calles del centro de la capital de Tailandia, para visitar un templo.
Elegí un tuk-tuk con el logo de Apple, por si tenía wifi. Jajaja!!
Mi sorpresa fue que era un "tuk-tuk VIP". Me hizo gracia el cachondeo, por lo que no discutí el abusivo precio de la carrera. Aquí, son tan pobres que cuando ven a un turista le piden que pague 50 veces más del precio real.
Condujo a toda velocidad y contra dirección, en pleno caos circulatorio. Pronto tuvimos que dar media vuelta. Se oían tiros y muchos gritos. 
 Muchas calles estaban cerradas por las manifestaciones contra el gobierno y contra la primera y guapa ministra Yingluck Shinawatra.
Por el contrario, muchos siguen respetando a su Rey Bhumibol Adulyadej.
Otra cosa me llamó mucho la atención: El enredo de cables por todas la fachadas.
Por la noche, en una de las barcas del Peninsula, crucé ese rio marrón, en el que flota todo tipo de basura y escombros, para ir a cenar.
En la cúpula de este edificio está uno de los restaurantes más importantes de Bangkok: El Sirocco.
Están de moda los restaurantes en la terrazas de los rascacielos.
Este es el más alto de la ciudad. Supongo que para que no se vea ni huela la horrible pobreza de los que están abajo.
El restaurante es muy caro, pero espectacular.
A las 8 h. de la mañana visité uno de los Floating Markets.
Es más para turistas que para locales. Aquí las frutas y verduras son de muy buena calidad.
Luego, coincidiendo con unos monjes en una barca de tranporte público, fui a visitar el Palacio Real. 
Los bonzos budistas son los que van mejor vestidos.
En 1782 comenzó la construcción de este conjunto extraordinario, con el Palacio Real, aunque la famila real vive actualmente en Dusit.
 Phra Mondop es la biblioteca.
El Ramakien representa al rey ideal que triunfa sobre el mal.Hace 38 años estuve aquí mismo. Entonces no se estilaba el hacer de fotógrafo de intercambio con otros turistas.
Nosotros, los occidentales, utilizamos muy frívolamente la imagen de Buda para decorar spas, casas de masajes, bares y putiferios.
 ¿Qué pensaríamos si los budistas decorasen sus locales públicos con Virgenes o Jesucristos?
Este es el famoso Phra Kaeo, el Buda esmeralda, en el templo más sagrado de Tailandia.
Yo acabaré con una barriga como Buda de tanto restaurante.
Aquí, en el Phra Si Rattana Chedi, guardan un trozo de esternón de Buda. Un empacho de oro me hizo olvidar por un rato la miseria en las calles.
Hasta que salí a esas calles. Avisé a un policía, porque esa persona podía estar muerta, pero ni me entendió ni me hizo el menor caso.
Vi pasar a un individuo con su chiringuito a cuestas. De nuevo me encontraba en la realidad de Bangkok, sin oros ni esmeraldas. 
Recordé que tenía que comprar el regalo de boda para Pablo Bofill, el hijo de mi muy querido Ricardo, y otro para Adriana Ribas, sobrina de José Ribas, otro reconocido arquitecto, y fui a Siam Paragon.
En estos impresionantes grandes almacenes se venden las mejores marcas y unos productos de extrema calidad.
Me impresionó ver que aquí también se vendían Rolls Royces y otros cochazos. 

Extrema riqueza de unos pocos + Extrema pobreza de muchos = Extrema corrupción.
Comí algo en Siam Paragon y después compré los regalos.
Fotografié esto en la planta para hombre. Resulta patético que las grandes marcas hayan diseñado prendas zarrapastrosas. La Moda ha sido premonitoria de la crísis. Ahora, a este tipo de porquería cara la llaman "prenda con glamur".
 Alquilé por dos horas esta barca, y recorrí el rio de color marrón.
Entonces comprendí por qué casi nadie come en su casa. La mayoría de estas podridas viviendas no tiene electricidad ni agua corriente.
Todo el recorrido fluvial fue deprimente.

Me sorprendió ver unas antenas de televisión.

Desembarqué en medio de toda esta basura.
Este embarcadero está justo en la orilla opuesta, del lujoso Hotel Peninsula. Por aquí pasan muchísimos turistas. Es un asco.
Por la noche, de nuevo en la barca del hotel, me fui a cenar. 
Le Normandie es un restaurante del Hotel Mandarin Oriental, que fue construido por daneses en 1876. Es el hotel más antiguo de Bangkok. Yo me alojé aquí en 1976.
En Bangkok no me atreví a comer en ningún puesto callejero de estos, cosa que suelo hacer en otros viajes por Asia o Africa.
Cuando caminas por las calles tienes que ir con muchísimo cuidado, porque las motos circulan por las aceras. Van sin casco y a lo loco.
Mi última visista turística fue al templo Wat Arun.
La decoración está hecha de miles de trozos de cerámica rota, como hacía Gaudí.
Subí hasta lo más alto del templo. La torre central es el mítico monte Meru, morada de los dioses.
Desde lo alto de Wat Arun se escuchaban lejanos ruidos y tiros de otra manifestación.
Circular era imposible, y viajé en el metro, que pasaba por encima de los manifestantes. Los tiros me dieron miedo. 

Como contraste entré a fotografiar el montaje de una empresa de decoración de bodas y eventos.
Un banquete de boda por todo lo alto.
Y, hablándo de alturas, la última noche cené en Vertigo. 
 Este restaurante está en la cima del Banyan Tree Hotel.
Da la impresión de estar cenándo en un Titanic que surca los cielos de Tailandia.
De regreso a mi hotel contemplé de nuevo la triste realidad de Bangkok.
A la 1h. de la madrugada tenía el vuelo de regreso a España, de nuevo en Emirates.
La sala de first class es inmensa, y hay varios salones restaurante.
Antes de volar me relajé en una de estas camas con masaje.


Y recordé que, en un evento en Barcelona, yo había utilizado shows con bailarinas tailandesas.
Y también hubo tailandesas en otro evento que organicé en el Casino de Madrid.
Pero no volveré a Bangkok, porque ha sido un lujoso mal rollo.

10 comentarios:

Luis dijo...

Supongo que el ver esa miseria al lado del extremo lujo le hace reflexionar a uno sobre qué clase de especie es el ser humano, que permite que esto suceda. Siempre pensé más bien lo contrario pero conforme cumplo años cada vez estoy más convencido de que el ser humano no es bueno por naturaleza.

Meritxell dijo...

Estoy de acuerdo con Luis, pero desgraciadamente la naturaleza del ser humano yo ya la descubrí hace tiempo. Respecto al blog del Sr. Martorell, lo encuentro espléndido y muy realista, nos muestra la realidad tal cual es, con sus miserias y sus lujos, de un modo neutral y parcial. Muchas gracias Sr. Martorell por sus magníficos reportajes y mostrar sin tapujos la cruda realidad de destinos que se nos venden como "exóticos".

Luis Cano dijo...

Lamentablemente aquí -como en todas partes- ….. mientras más alto estás en la pirámide social... más posibilidades tienes de sobrevivir.... No debemos olvidar que no existen especies similares al homo-sapiens... porque éste las exterminó.

La evaluación moral, es muy difícil de realizar -amigo Luis-....Más aún, si pensamos que el hombre -como cualquier otro animal-.... pone sus recursos al servicio de sus objetivos.

Don Carlos, gracias una vez más, por su rigor y detalles en este gran post..... se nota que usted sabe elegir la fecha... para evitar los inconvenientes de su húmedo y asfixiante clima tropical.
Un abrazo

Carlos Martorell dijo...

LUIS: Yo ya casi prefiero a los animales.Un abrazo.

Carlos Martorell dijo...

MERITXELL: Muchas gracias por apreciar mi trabajo. Un abrazo.

Carlos Martorell dijo...

LUIS CANO: Muchas gracias por sus palabras con tan buena redacción. Un abrazo.

Carlos .Valld. dijo...

Hiperrealista y sincero reportaje, felicidades una vez mas, Carlos. Cuando en un viaje, sea a donde sea, lo que descubre la mirada bascula entre lo bello y lo repugnante, lo hermoso queda tristemente ensombrecido y lo repugnante extrañamente amplificado. Un 10 para tus 3 últimos post !!.

Toni Fdez. dijo...

Magnífico post, mi sincera enhorabuena. Estas fotografías, nutridas con sus comentarios breves y concisos nos muestran la bipolaridad tormentosa que está de moda en estos lares.

Maravillado por el The Peninsula y con los Floating Markets. El papel superlativo de la cultura en su matiz religoso, la creencia y la disciplina (desconozco si unido a la vestimenta de los monjes) nos aportan motivos para convertirnos en viajeros inquietos con destino Bangkok.

De nuevo, enhorabuena por este post, es necesario mostrar esa bolsa de pobreza que vive por debajo del umbral mínimo y además, alertar a muchos turistas sobre la ausencia total de higiene en algunos establecimientos.

Un cordial saludo.

Carlos Martorell dijo...

CARLOS VALID: Muchas gracias!! Un abarzo.

Carlos Martorell dijo...

TONI FDEZ.: Si aquí la corrupción es tremenda, en todos los niveles, allí es mucho peor. No es de extrañar tanta violencia en las calles. Un abrazo.