Llegué a Sevilla un día antes de que terminara la Feria.
Fuí invitado a una fiesta de promoción del champagne Veuve Clicquot, que organizaba Adelaida de Orleans.
Me alojaron en el Hotel Vincci La Rábida. Una casa palacio del siglo XVIII.
La vista, desde la terraza del hotel, es magnífica.
En la suite encontré una botella, en frío, de la marca de la famosa viuda francesa.
En 1804, Barbe-Nicole Ponsardin, con tan solo 27 años, enviudó de François Clicquot, empresario vinícola. Con gran tesón se puso a la cabeza de la empresa, consiguiendo introducir su champagne en la corte imperial rusa, a la que siguieron el resto de las cortes europeas. La viuda Clicquot convirtió su marca en un artículo internacional de gran lujo y prestigio.
Sevilla ardía en fiestas, en las últimas horas de la Feria.
El restringido evento social tuvo lugar en la preciosa casa de José Carlos Ruiz-Berdejo, Cónsul Honorario de Italia. En la foto, su hijo José Antonio, posa junto a Adelaida de Orleans, relaciones públicas de la marca.
La Princesa Beatriz de Orleans, madre de la organizadora, posó junto a la Duquesa de Sevilla, esposa de mi amigo Paco de Borbón.
No podía faltar a esta fiesta Eugenia Martinez de Irujo, Duquesa de Montoro. También asistió su hermano Fernando, el Marqués de San Vicente del Barco.
Entre los asistentes estaban Frederic Dufour, Director Internacional de Veuve Clicquot, Stéphane Gerschel, Director de Comunicación Internacional, Pablo Von Hohenlohe, Iñigo Infantado, el Duque de Segorbe, Ana Medina, Jaime de Marichalar, Tomás Terry, Rafael Peralta, José Carlos García, Josemi Rodriguez Sieiro, Eric Yerno, los hermanos De la Rosa, y Pilar Abella.
Jaime de Marichalar.
Tomás Terry.
Durante el evento actuaron varios grupos de flamenco, y se escucharon fragmentos de la ópera "Carmen", de Georges Bizet.
Maite Cadaval, representa a uno de los grupos que actuó en la fiesta.
Maite Cadaval, actúa también en el divertido show televisivo "Omaita", de sus hermanos Los Morancos.
El parecido de Maite con sus hermanos es impresionante.
Cuando me fuí de la fiesta, Adelaida de Orleans bailaba animadamente unas sevillanas.
Me levanté muy temprano, pues disponía de muy pocas horas para pasear por esta preciosa ciudad. La catedral de Santa Maria, con la torre Giralda, es la más grande del mundo. Esta catedral gótica es Patrimonio de la Humanidad.
Me encantaron las palomas blancas del Parque de Maria Luisa, que fue donado a Sevilla por la Infanta Maria Luisa, en 1893, y rediseñado por el francés Forestier, en 1929.
La barroca plaza de toros de La Real Maestranza de Caballería de Sevilla, del año 1733, es uno de los lugares más emblemáticos y visitados.
El Real Alcázar, cuyos orígenes datan del siglo X, es un conjunto de edificios palaciegos de muy distintos estílos arquitectónicos, como son el islámico, mudejar, gótico, renacentista y barroco.
La monumental Plaza de España, fue proyectada por el arquitecto sevillano Aníbal González, para la Exposición Ibero-Americana, de 1929.
Es encantador el típico barrio de Santa Cruz, con sus estrechas callejuelas, llenas de bares y negocios.
El Puente de Alamillo, que fue diseñado por Santiago Calatrava, para la Exposición Universal de 1992, destaca por su vanguardismo en esta ciudad tan antigua.
A la 1 h. de la tarde llegué al recinto ferial, agotado tras mi exhaustivo recorrido turístico. A esa hora comenzaba a animarse con gente, caballos y carruajes.
Yo alquilé uno para recorrer la Feria.
Me gustaron mucho los enganches a la inglesa, con cuatro caballos.
En la Feria hay una infinidad de casetas, de todos los tamaños, colores y estilos.
La caseta que más me impresionó, por su amplitud y decoración, fue esta.
La alegría y el baile comienzan a pleno sol. Me encanta el movimiento de los trajes de faralaes.
Son muy elegantes y originales los diseños de trajes flamencos de Vicky Martín Berrocal.
Me hubiese gustado tener más tiempo para recorrer la Feria a caballo, como estos dos niños.
O llevar a una amiga a la grupa, como saben hacer los andaluces, con tanta elegancia y señorío.
Me invitaron a tomar una copa de vino en la caseta de los periodistas Carlos Herrera y su esposa Mariló Montero.
Y a comer me invitó, en su caseta, el jóven y simpático director general de la productora de TV, El Silencio, José Carlos García. Aquí está junto a la periodista de Yo Dona, Carmen Duerto. Pero no pude quedarme a comer con ellos, porque hubiese perdido mi vuelo de regreso a Barcelona.
En la Feria no paran de beber. Yo, que soy prácticamente abstemio, y que solo bebo un poco de buen vino tinto, si me hubiese tragado todo el champagne, los finos y los vinos que me ofrecieron, en las 20 horas que pasé en Sevilla, hubiese acabado tirado por el suelo, con un cóma etílico.
Esta foto es de broma. Que no se preste a confusiones... Cuando me tiré sobre la silla, y me bajé la cremallera del pantalón, se formó un tumulto de curiosos, convencidos de que yo estaba totalmente beódo.
11 comentarios:
Hola Carlos, me encanta la Feria de Sevilla. Pero hay que reconocer que es una fiesta que puedes disfrutar si alguien de allí te invita. No es nada popular. Aun así, solo por estar en Sevilla, volvería hoy mismo. Las veces que he ido también he aprovechado mi tiempo para patearme la ciudad y puedo decir que la conozco incluso mejor que la mía. Un abrazo.
Ana Cuadrado
ANA CUADRADO: Recibo cada día e-mails de "anónimo" con extrañas publicidades, como si fuesen comentarios a mi blog. Lo hacen incluso con posts que escribí hace dos años.Y ya no los abro. Te agradezco mucho que comentes pero, si puedes, hazlo como Ana, y no como "anónimo". Un abrazo.
Estimado Carlos:
Qué se puede decir de ir a Sevilla a tomar ese maravilloso champagne en el entorno de la Feria!! Olé!
Qué tengas una estupenda temporada ibicenca, aqui estamos en otoño que ha sido muy muy benévolo.
Tendré en cuenta lo de anónimo.Qué ganas de jorobarte con spam!
Un abrazo
Alba Inés
ALBA INÉS: Muchas gracias por poner tu nombre. Un abrazo.
Carlos: Al principio, cuando has titulado tu post hablando de una "famosa viuda", no pense que fuese la impulsora de la famosa marca de champagne,pensé que la famosa y viuda, además era duquesa y asidua a Ibiza desde hace muchos años....Pero no,no era ella!!!
¿Sigue teniendo un color especial Sevilla?..
Un abrazo
Muy divertida la foto, me alegro que lo pasaras también en Sevilla y que en otra ocasión vengas por la vecina Jerez.
Chico, no paras... ¡Alucino con tu vitalidad! Te deseo que sigas así por muchísimos años, querido Carlos (yo estaría muerta...). Besotes, M.
FERNANDOG: No estaba la Duquesa en la fiesta, solo dos de sus hijos. Y Sevilla es una maravilla. Tu hermana quería aprender a comentar en mi blog. Enseñala, por favor.Un abrazo.
MANUEL: Mis viajes, para el blog, son relámpago. Ya me gustaría haber ido a Jeréz. Ya me lo dieron en copas... Un abrazo.
MERCHE: Y siguen los viajes cortos para el blog. Estoy molido!!! Un abrazo.
Hola, Carlos!
Después de haber disfrutado de tu estupenda entrada y de todas las fotos (incluida la que sirve de simpatiquísimo colofón), he llegado a la triste conclusión de que lo he hecho todo al revés: en lugar de saborear una copa de champagne en esa resplandeciente ciudad que todavía no conozco (vergüenza me da), el año pasado visité las cavas de la viuda en cuestión, en Reims, una ciudad que me pareció de las más siniestras que he visto en Francia. Y mira que estoy enamorada de este país, pero con Reims no pude...ni siquiera bebiendo (o quizás debería de haber bebido más, jajaja)
A ver si la próxima vez acierto con un destino más al sur!
Un abrazo!
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