DESMADRE NAVIDEÑO DE UNOS VECINOS

Ibiza. 8 h. de la mañana del 1 de enero. La música a todo volumen, las risotadas y los chillidos, provenientes de una casa vecina, que había alquilado una gente, porque estaba de oferta para las fiestas, eran insoportables y ensordecedores.
Furibundo, salté de la cama. Me puse lo primero que encontré a mano, y fui para allí.
En el jardín me topé con un esperpento de árbol de Navidad, que ya me dió la idea de lo que me iba a encontrar.

Mientras golpeaba con fuerza la puerta de entrada, durante unos seis minutos, observé el sugerente poster enganchado con una chincheta en la madera.


Al dar un golpe con mucha más fuerza, pues no acudía nadie, se abrió la puerta. Y este es el panorama que me encontré en el recibidor:


"¿Podrían bajar un poco la música?", pregunté severamente entrando en el salón. Allí, dos mujeres, muertas de la risa, hacían la croqueta (o más bien la tortilla) rodando por el suelo, y pasaron olímpicamente de mí.

Entonces ví a un hombre sentado en un sofá muy cutre, y me acerqué a él con la misma cantinela: "¿Podrían bajar un poco la música? ".


Pero el sujeto, con cara de imbécil, estaba en pleno coma etílico, y fue incapaz de reaccionar.
Abrí una puerta y me encontré en la cocina. Allí, un tipo alucinado que se habría tomado varios tripis, me gritó: "¡Cierra la puerta, coño, que se me escapan!".


"¿Eres el inquilino de esta casa?", pregunté.

"Ha ido al baño a por hielo. ¡Y cierra ya, tío, que se me escapan!".

Sorteando unas botellas que rodaban por el suelo, y saltando por encima del cuerpo de una mujer, también, en estado comatoso, llegué al pasillo .

"Perdone", le dije. El "perdone" salió de mi boca automáticamente, por educación. Algo que ya no se estíla, y menos aún en esos ambientes. Y, por supuesto, no le pregunté dónde estaba el baño, pues la tipa tumbada en la alfombra parecía un cadáver.
"El baño suele estar al fondo a la derecha..." pensé.

Si yo no hubiese entrado en el cuarto de baño, en aquel instante, el inquilino se hubiese ahogado en la bañera, pues se había caído dentro, y tuve que sacarle medio muerto y casi desnudo.


Nadie se percató allí de mi presencia, pues seguro que el que flipaba en la cocina, sujetando la puerta de la nevera, debió creer que yo formaba parte de su alucinógeno viaje.

Desconecté el aparato de música. Y, al salir, contemplé sobre una repisa una colección de caganés. Esas figuritas del belén catalán, irrespetousas y de dudoso gusto, que originalmente representaban a un campesino con barretina, y que ahora han degenerado y caricaturizan a miembros de la familia real, a políticos como Carod Rovira, o incluso al Papa. Este año le ha tocado el turno a Barack Obama.







Unas Navidades para flipados...


Por lo que no es de extrañar que unos energúmenos hayan descuartizado la figura del Niño Jesús de un belén, instalado por el Ayuntamiento de Ibiza, en la Plaza de la Paz, y que hayan tirado al estanque otra de las figuras. El año pasado ya quemaron una parte de ese belén, como informa el Diario de Ibiza con estas fotos.

En una carta a su hermana, Albert Einstein escribió: "¡Qué duro es vivir entre tanto imbécil!".

Fotos via Flickr: Knittingskwerlgure, saulo pérez, quinto hache, Buceante, Matt Gilluley, Tamelyn, Paul J Whaley, Diario de Ibiza.