jueves, 30 de julio de 2009

DETESTO LOS DIMINUTIVOS

Parece que eres mejor persona si hablas con diminutivos. Yo creo que estamos ya tan disminuídos que lo último que necesitamos es hablar en "pequeñito". Me parece un poco cursi e infantil. No estamos en el país de Liliput.
Sentado en mi sillita pondré unos ejemplitos:


"Hoy iré a una playita a tomar el solecito con unos coleguitas".


"Me invitaron a una cenita".


"Como me he puesto unos kilitos he de comer muy poquito".


"Pobrecita. Tantas cenitas la llevaron al otro barrio. ¡Qué penita!".


"Hoy me depilaré con unas pincitas pues me han salido algunos pelillos".


"A ver si me ligo a una pibita y me la llevo a la camita".


"No he ligado. Me he tomado unas cañitas. Me he agarrado un pedete y me he ido a la camita".


Esta "amable" manera de hablar me parece un auténtico rollito.


Pero mucho peor es el habla cursi-tonti:
"Cari, porfi, dile a tu compi que es muy guapi, que el finde veremos con mis churris, que están en el insti, una peli de dibus, que anuncian en una publi en la tele, con un prota muy chuli. Me voy a la pelu. Adiós chati".

sábado, 25 de julio de 2009

LOS MASAI DE AFRICA Y EL TAO DE CHINA EXPUESTOS EN IBIZA

Cuando recibí la invitación para la exposición de fotos "Walking through the plains", hechas en Africa por Imma González, la fotografié sobre la planta de la pata de un elefante, regaló de Mimmo Ferretti, con quién Imma comparte su vida, y tiene un hijo llamado Yago.

Yago Ferretti sorprendió a los asistentes al acto apareciéndo ataviado como uno de los guerreros Masai, fotografiados por su madre. De su severo ademán deduzco que Yago interpreta que sujeta una lanza.

La exposición tuvo lugar en el espectacular jardín del restaurante Las Dos Lunas. Imma y yo somos muy buenos amigos. Nos conocímos hace muchos años cuando ella trabajaba como modelo en Barcelona.

Esta es su primera exposición de fotos de paisajes y de guerreros Masai, tomadas en sus múltiples viajes por Africa.







Me sorprendió su tendencia a fotografiar a los Masai de espaldas.





Al vernissage acudieron muchos amigos y conocidos de Imma González y, también, clientes de Las Dos Lunas. Y quiero destacar la presencia de S.A.R. la Princesa Maria Gabriella de Saboya, que llegó acompañada por Nanni Rondanini.

Y también la presencia de la espectacular y escultural top-model Naomi Campbell con su amigo, de nacionalidad rusa, Vladislav Doronin.

En la Galería Via 2, el pintor toledano Antonio Villanueva, expuso la primera parte de su nuevo y sutil proyecto: interpretar los 81 capítulos del "Tao Te Ching", el libro más importante de la filosofía taoísta.

El autor de este tratado místico y filosófico fue Lao Tse. Un héroe muy importante para generaciones del pueblo chino.

Cuenta la leyenda que su gestación duró 81 años (tantos como capítulos tiene su libro) y que cuando finalmente nació, debajo de un árbol, Lao Tse tenía todo el pelo blanco, arrugas de anciano y unas enormes orejas.

El "Tao Te Ching" es un compendio de filosofía y religión en el que no tienen cabida las prohibiciones, como ocurre con otras religiones. Y como es una filosofía que no tiene principio ni fin, Antonio Villanueva eligió el capítulo 21 para comenzar la revisión de este tratado taoísta, haciéndolo coincidir con la fecha de su exposición: el 21 de julio.


El material utilizado por Villanueva es basicamente el óleo sobre tela.






El perro del artísta esperó con taoísta serenidad a que concluyése el acto inaugural.


Fotos: Carlos Martorell.

lunes, 20 de julio de 2009

UN PIE EN LA LUNA

Hace 40 años, el 20 de julio de1969, el hombre puso un pie en la luna. Pero yo ya había estado allí...

"¡Martorell! ¡Concéntrese! Está Usted siempre en la luna". Me gritaba mi severo profesor en clase de matemáticas.



Y el hombre tenía razón. Yo odiaba las matemáticas, y mi mirada perdida evidenciaba una gran falta de atención.


Esta noche del 40 aniversario de la llegada del hombre a la luna, paradójicamente, nuestro satélite no se dejará ver, porque es luna nueva.


En 1961, el Presidente Kennedy propuso al Congreso la extraordinaria empresa tecnológica de llevar al hombre a la luna, y devolverlo a la tierra, sano y salvo, antes de finalizar la década de los 60. Pero no vivió para verlo.



Fue bajo la presidencia de Richard Nixon, en 1969, cuando la NASA y los Estados Unidos vencieron la carrera espacial contra la URSS, con el lanzamiento del Apollo 11.


Las 3.500 toneladas de peso de la nave Columbia despegaron de Cabo Cañaveral, con Armstrong, Collins y Aldrin a bordo.


Y navegaron por el espacio a la escalofriante velocidad de 27.000 Km. por hora.


Mientras Collins permanecía en el módulo, en la más absoluta soledad cósmica, Armstrong y Aldrin ponían pie en el Mar de la Tranquilidad.



Armstrong dijo:"Es un pequeño paso, pero un gran salto para la humanidad".



Luego definieron la arena que pisaron como "fina y polvorienta, en una magnífica desolación".

Permanecieron en la Luna durante solo dos horas y media. Durante las que tuvieron tiempo para filmar, clavar una bandera de los Estados Unidos, recoger algunas muestras, y dejar una placa en la que se decía: "Venimos en son de paz y en nombre de la humanidad".

Desde la Luna, el espectáculo visual del planeta Tierra era impresionante.



Yo, aquel año, ya estaba viviendo en Ibiza, durante los inolvidables años hippys.


Y estuve pegado al televisor, entonces en blanco y negro, viendo con muchísimo interés aquellas fantásticas imágenes del alunizaje, en riguroso directo.


Fue tan grande el impacto que me causaron aquellas imágenes que, a los pocos días, soñé que alunizaba en el Mar de la Tranquilidad con mi amiga Serena Vergano (madre de Ricardo Bofill Jr.), convertidos en los astronautas rusos Yuri Gagarin y Valentina Tereshkova.


El compartir mi sueño con Serena Vergano fue debido, seguramente, a que unos meses antes había visto, con ella y con el arquitecto Ricardo Bofill, la fantástica película de Stanley Kubrick "2001. Una odisea del espacio".


La misma noche de la fascinante llegada del hombre a la Luna, la televisión emitió la película "Pijama para dos", una comedia un poco tonta, interpretada por Rock Hudson y Doris Day.

Casualmente, yo había traducido el guión del inglés al español. Recuerdo que tuve que recurrir a la ayuda de un conocido de nacionalidad inglesa, para perfeccionar la traducción.


El 24 de julio de 1969, los tres astronautas llegaron a la Tierra. Fueron recojidos con la cápsula en el Océano Pacífico. Y fueron aislados en cuarentena.

Richard Nixon pudo, entonces, romper el discurso que tenía preparado, por si los astronautas no regresaban vivos.


Finalizado el aislamiento, que duró tan solo 18 días, los astronautas se dieron un triunfal baño de masas, recorriéndo la Avenida Broadway, de Nueva York, en una limusina descapotable.


La hazaña de Armstrong, Collins y Aldrin consiguió una fama internacional sin precedentes.


Y los tres astronautas ocupan, hoy, un lugar preferente en el Hall de la Fama, del Kennedy Space Center.




Lamentablemente, en julio de 1969, la Luna dejó de ser un motivo de exaltación del romanticismo. Ya nadie se casa virgen para irse de Luna de Miel, y los recién casados se van simplemente de "viaje de novios".


La Luna perdió, también desde entonces, su simpático perfíl femenino.


Y, como los astronautas la han pisoteado y han abandonado tras su paso algunos escombros, sobre sus blancas arenas, los lobos aúllan con más fuerza, como protesta, en las noches de luna llena.


A la conquista del espacio se le deben bastantes inventos como: el código de barras, el laser, la resonancia magnética, algunas prótesis, el microondas, el envasado al vacío, y el belcro, entre otros.

En el 40 aniversario, los tres astronautas han sido recibidos por Obama y tratados como héroes en la Casa Blanca, tal como se merecen.

Y como yo llevo varias horas pegado a la pantalla del ordenador, creo que me merezco un buen helado. ¡Adiós!


Fotos via Flickr y Sylvia Polakov.