
Y el nuevo Papa Francisco anuncia medidas de austeridad.

Y es que no están los tiempos para tanto fasto y ostentación.
Si Jesucristo levantase la cabeza...
En el Vaticano es elegantísima la estética. Pero no tanto la ética.
¿Conseguirá el Papa Francisco que los cardenales sean austeros como lo son los franciscanos? Lo dudo mucho.
Porque desde los tiempos de Moisés la humanidad ha adorado al Becerro de Oro: La riqueza que otorga el poder.
Moisés se retrasó 40 días orando en el monte Sinaí, donde recibió las Tablas de la Ley. Cuando Moisés bajó del monte se encontró a los israelítas en una bacanal, adorando a un becerro de oro, un "dios", que Aarón, su propio hermano, había creado.
Moisés convirtió al becerro en polvo de oro, lo mezcló con agua y lo hizo beber al conjunto de los adoradores del falso ídolo, como castigo.
De oro macizo parece el magnífico Vaticano.
¡Y pensar que todo comenzó en un miserable establo!
La grandiosidad y el extremo lujo de la Basílica de San Pedro nada tienen que ver con aquel miserable establo de Belén.
Maria, la esposa de un pobre carpintero, tuvo que dar a luz sobre la pestilente paja y la suciedad de unos animales encerrados en un establo.
Pintores como Carpaccio, que prefieren el lujo a la miseria, nos muestran escenas preciosas como esta de la "Anunciación a Maria", que data de 1504.
Cuando la Anunciación debió ser así de pobre.¿Por qué nos muestran imágenes de Jesucristo tocado con tiaras de oro, y vestido con ropajes de seda?
Jesucristo fue siempre un pobre, vestido como un pobre.
Para que la memoria de Cristo impresisone y perdure entre los católicos, existen absurdas imágenes como esta.
Cuando la realidad fue otra muy distinta. "Dejadlo todo y seguidme", dijo Jesucristo.
No me gusta nada que a la Virgen Maria, una pobre mujer de Nazaret, se la disfrace con este lujo desmesurado para acrecentar la adoración de algunos creyentes.
¿Por qué no pueden adorar a la verdadera Virgen pobre?
¿Tiene la Virgen que parecerse a una multimillonaria reina, como Isabel I de Inglaterra, para acrecentar la fé de sus creyentes?
Esta estética opulenta gusta al Vaticano y a los creyentes más fanáticos. ¿Se adora a la Virgen o a su rico envoltorio?
¿Es esta la Virgen Maria? ¡No! Es la Reina Maria Antonieta de Francia. Nuestras Virgenes llevan muchas más joyas.
No me soprenden las lágrimas de esta Virgen vestida con tanta suntuosidad.
Llora porque la han ataviado como a una Zarina de Rusia, lo que disgustaría muchísimo a su hijo.
Muchos católicos, no todos por suerte, adoran este boato imperial. Y prefieren ignorar la auténtica pobreza y sencillez en la que vivió la Virgen Maria.
Yo me siento cristiano, pero no católico, y creo que a la madre de Jesucristo no deberían disfrazarla como a esta reina del Carnaval de Tenerife.
En mi infancia me hicieron adorar al imperial Papa Pio XII. Me impresionaba su fastuosa estética, a la vez que me horrorizaba el significado. Pero en quellos tiempos yo no podía decir ni pio.
Los faraónicos flabelos de plumas de avestruz también se utilizaron en la entronización del Papa Juan XXIII.
Y en la entronización del Papa Pablo VI.
El cabeza de la Iglesia de Cristo no puede parecer, ni vivir, como un faraón egipcio.
Creo que esos impactantes flabelos de plumas ya han sido, por suerte, retirados de la circulación.
¿Es necesario exhibirse en tronos de oro, cuando medio mundo se muere de hambre?
Pero ellos no se desprenden de sus inmensas fortunas para favorecer a los pobres. Y viven mejor que vivió Cleopatra.
¡Basta ya de tanto oropel para impresionar a incultos fanáticos!
Basta de tiaras cuajadas de piedras preciosas.
Cubrirse con un birrete estaría más acorde con los difíciles tiempos que corren.
Parece que el Papa Francisco ya no usa ese carísimo calzado. Son pequeños detalles de austeridad.
¿Consentirá el multimillonario Banco Vaticano al nuevo Papa que haga grandes donaciones de dinero, o se desprenda de valiosas joyas y propiedades para paliar la pobreza del mundo? Yo lo dudo mucho.
Nadie adora a la pobreza ni a la miseria.
En este mundo materialista seguimos y seguiremos adorando al Becerro de Oro, incluído el obsoleto fasto del Vaticano, que incita al agnosticismo.
Disgusta mucho a los católicos que se hagan críticas contra la Iglesia. Pero ellos pueden burlarse tranquilamente de las deidades de otras religiones, como ocurre, por ejemplo, con Ganesha el dios elefante de los induístas.
De Ganesha se mofaron hace unos días enValencia, convirtiéndolo en una grotesca falla.
Y a Buda, sin respeto alguno hacia los budistas, se le coloca, sentado en meditación, para decorar bares, saunas, restaurantes y puticlubs.
Los budistas son incapaces de colocar crucifijos para decorar ese tipo de locales públicos.
Habemus Papam. A ver si también habemus cordura, raciocinio y caridad. Amen.