
El campo de España y las autoridades competentes deberían aprender de la Toscana italiana. En sus valles y colinas están prohibidas la vallas publicitarias. No hay escombros. No se ven colillas, papeles, ni botellas tirados por los suelos. No se permiten construcciones de varios pisos. Y las casas deben construirse con materiales autóctonos.
Impresiona el orden perfecto y geométrico en que están ordenados los cipreses, viñedos, olivos y los campos de girasoles.


En el campo toscano hay muchos hoteles de agroturismo. De madrugada, es frecuente cruzarse con ciervos, jabalíes y puercoespines.


Las tiendas están decoradas con muy buen gusto y refinamiento, y no desentonan de sus antiguas fachadas.
En los pequeños restaurantes se degustan las especialidades de la zona, y los famosos vinos de Chianti.


En la casa en que yo estaba invitado, todas las verduras, las frutas, los huevos y las aves, que se cocinaban en la casa, provenían de los propios huertos y corrales. Los tomates eran buenísimos.

Cada día visitabamos diferentes pueblos de una belleza espectacular, perfectamente preservados y restaurados.
Hay muchos libros con imagenes de la arquitectura medieval de la Toscana. Yo solo muestro algunos pequeños ejemplos de los pueblos, castillos y fortalezas, que fotografié en esta región.

El 16 de agosto, asistí al famoso "Palio di Siena", con el grupo de amigos de la casa.

En esta carrera de caballos compiten las contradas (los 17 barrios de la ciudad de Siena). Este Palio dell' Assunta, tiene lugar todos los meses de agosto, desde antes del siglo XV.
Cada contrada tiene su bandera que, durante el desfile, previo a la carrera, son lanzadas al aire, a mucha altura, y con gran destreza.

Esta fiesta popular y equestre tiene lugar en la plaza principal de la ciudad de Siena: La Piazza del Campo.
El evento ha evolucionado mucho desde sus orígenes medievales.

Ahora asisten unas 70.000 personas, hacinadas en esa plaza, animándo con entusiasmo a los distintos barrios que compiten por llevarse el Palio a su barrio.

Antes de la carrera hay desfiles con vestimenta medieval, acompañados por música de bandas ataviadas también con trajes de época.

Unos enormes bueyes blancos arrastran el carro que porta el "Palio", el estandarte que será el troféo para la contrada ganadora. (Esta imagen es del Palio de 2006).

Tuvimos que esperar más de tres horas, de pie, hasta que salieron los caballos, que solo dan tres vueltas a la plaza a toda velocidad. Y, en un plis-plas, se acaba el Palio di Siena.
Los jinetes no conocen a sus caballos, que les han sido designados por sorteo. Y deben montarlos sin estribos, ni silla. Más de uno cáe durante la carrera y se rompe algún hueso.
Este año ganó el Palio la contrada de la Civetta (la lechuza), con el jinete Andrea Mari, alias Brio.

Me sorprendió ver los antiguos relojes de una sola aguja, y que funcionan perfectamente.


Un día, al amanecer, soñé que me quería picar un escorpión. No le dí la menor importancia a esa pequeña pesadilla, pero resultó ser premonitoria: Por la noche, al ir a ducharme, encontré este escorpión en la bañera.
Nunca olvidaré estos días de descanso en Castellina in Chianti, y se los agradezco mucho a mi anfitriona y a su marido.
Fotos: Carlos Martorell.