Este erudito profeta estudió en Aviñón y en la Escuela de Medicina de Montpelier.
Nostradamus fue el astrólogo de la Reina Catalina de Médicis y el médico personal de su hijo el Rey Carlos IX de Francia.
Con gran sorpresa leí la profecía que vaticinaba que, tras la catástrofe del Armagedón (fin del mundo), la isla de Ibiza sería el último refugio con vida del planeta.
El islote de Es Vedrá, frente a la costa ibicenca, sería el refugio idóneo tras esa catátrofe bíblica.
Nostracarlus nació en Barcelona. Y estas son sus profecías utópicas para el próximo siglo:
Dentro de 100 años la humanidad recuperará la sensatez, y se reirá de este tipo de esculturas "tan elaboradas", y que se venden como obras de arte.
Dentro de 100 años solo se valorará el auténtico y perfecto trabajo creativo.
Las manchas y los borrones no tendrán más cabida en los Museos.
Se apreciará, de nuevo, el virtuosísmo y la calidad en la pintura.
El chunda-chunda, ese fenómeno de masas anfetamínicas, pasará a la historia como uno de los peores periodos de la historia de la música.
La música, compuesta e interpretada por auténticos músicos, ganará la batalla a la producida por esos DJ, considerados dioses por unas masas empastilladas y sin criterio artístico.La humanidad acabará harta de los imitadores de El Bulli, y de sus sofisticados y minimalistas platos de gastronomía de laboratorio, bautizados con rimbombantes nombres como, por ejemplo: "Muselina de clítoris de avestruz, sobre un crujiente de arándanos caramelizados".
Se volverá a dar valor a una alimentación sencilla, más sana y menos snob.
La adicción a los tatuajes finalizará cuando ya no le quede al ser humano un solo centímetro de su cuerpo por tatuar.
Las pieles sanas, tersas y limpias no tendrán precio.Se prohibirán los piercings, generadores de infecciones varias, porque destrozan los escaners de los aeropuertos.
Gustarán de nuevo los rostros naturales, sin labios, pómulos y frentes hinflados, o paralizados por el botox, u otras sustancias inyectables.
La humanidad se reirá cuando vea prendas, como este andrajo, fabricadas por marcas caras, porque los ricos, en plena crísis de valores, han querido imitar, absurdamente, a los pobres.
Volverán la elegancia, la decencia, la sobriedad y el buen gusto.
y volverán la palabra, la escritura y la buena ortografía.
Dentro de 100 años, un muy amplio sector de la sociedad, que vive en la miseria, dejará de ser pobre porque se acabará la corrupción política y bancaria. La humanidad no abusará del alcohol, ni consumirá las múltiples drogas sintéticas y adulteradas, que generan adicciones y enfermedades. Los botellones se harán con refrescos y agua mineral.
Los olvidados cuentos de Walt Disney resucitarán y sustituirán al porno duro que los niños/as, desde los 9 años, ven en sus pantallas.
En 1969, Nostracarlus escribió un artículo en el que decía: "En un futuro próximo todo se hará con la ayuda de pantallas". Ese texto, rechazado, lo tiraron a una papelera.
En 1978 organizó el premonitorio evento "Funeral por el Mediterráneo", alertándo del problema del plástico en los mares. Pero no se le hizo caso.
En 1998, Nostracarlus organizó un desfile de Moda Gallega, para Turgalicia. Y propuso que las modelos desfilasen con el móvil en la mano. Le dijeron que si estaba loco. Y ahora, 23 años más tarde, toda la gente camina sin soltar el móvil.
Nostracarlus se disfrazó de anciano para vaticinar que abandonará este mundo antes de llegar a la decrepitud.En 1998, Nostracarlus organizó un desfile de Moda Gallega, para Turgalicia. Y propuso que las modelos desfilasen con el móvil en la mano. Le dijeron que si estaba loco. Y ahora, 23 años más tarde, toda la gente camina sin soltar el móvil.
Su profecía más acertada será que, dentro de 100 años, ya no vivirá para poder comprobar la veracidad de todas esas utópicas profecías.