domingo, 17 de marzo de 2013

EL HOMO WHATSAPPIENS


El Homo Sapiens, descendiente del Homo Neanthertalensis, no dispuso de un teléfono hasta el año 1876, en el que Alexander Graham Bell lo patentó.


Aunque el verdadero inventor fue Antonio Meucci que, en 1857, lo llamó "Teletrófono". Lamentablemente ninguna empresa le hizo caso.
Hasta finales del siglo XX, cuando el Homo Sapiens quería telefonear, y no estaba en casa, tenía que ir a llamar a una cabina.
En 1973, Martin Cooper, de la empresa Motorola, inventó el teléfono móvil.
El teléfono móvil ha revolucionado las comunicaciones entre los Homo Sapiens.
Pero lo que ha vuelto realmente loco al Homo Sapiens ha sido la aplicación, para smartphones, llamada WhatsApp.  Un adictivo de la comunicación, inventado por Brian Acton y Jan Koum.
Desde la llegada a la telefonía de esta aplicación, el hombre ha pasado a llamarse, científicamente, Homo WhatsAppiens.
Este nuevo espécimen solo vive pendiente de sus mensajes WhatsApp, desde que se despierta hasta que se acuesta.
El Homo WhatsAppiens ha perdido el apetito. Y ya solo tiene hambre de mensajes.
Descuida su higiene, a la que ya no da tanta importancia, por estar siempre pendiente de su smartphone.
Puede incluso interrumpir cualquier taréa porque le ha llegado un WhatsApp.
Puede quedarse sentado en la taza del WC, durante una hora, tecleando mensajes, sin prestar la más mínima atención a sus funciones intestinales.
Camina por la calle como un zombi, sin mirar por donde va. 
(Este ejemplar de Homo WhatsAppiens está enviando un mensaje al ex-tesorero del PP Luis Bárcenas, acusándole de haberle copiado el look).
El Homo WhatsAppiens conduce peligrosamente sin soltar, ni por un momento, su smartphone.
No se concentra en el trabajo, y pierde mucho el tiempo intercambiando imágenes, vídeos, chistes y chorradas varias.
Antes de ser adicto a esta revolucionaria y adictiva aplicación no se le quemaba nunca un guiso. Ahora es un desastre. Se le chamusca todo lo que cocina.
Tanto si come en casa, o en un restaurante, el Homo WhatsAppiens ya no disfruta, como antes, de la gastronomía ni de la conversación.
A la hora del café le gustaba leer un rato. Pero desde que tiene WhatsApp no ha pasado de la tercera página. Y escribe en una jerga basada en abreviaturas y palabras mutiladas.
 De tanto teclear y tanto clic tiene una tendinítis en un dedo.
Incluso la fotógrafo Carola Polakov, recién llegada de su estudio en Woodstock, Nueva York, se distraía durante el shooting de estas fotos, por culpa de los WhatsApps que recibía. Ella los odia.

Si mi tatarabuela materna, angloamericana, Felicity Hall Milbury (la mujer del cuadro) resucitase, no entendería nada.
Felicity, que marchó de Virginia para venir a España a casarse con mi tatarabuelo Ambrosio Oliveras, solía comunicarse con él enviándole una paloma mensajera.
Debido a esta exitosa aplicación el adicto rinde mucho menos cuando hace deporte.
El Homo WhatsAppiens es un auténtico inconsciente. No suelta el móvil ni cuando va en moto.
Y después pasa lo que pasa...
El Homo WhatsAppiens dejó escrito en sus últimas voluntades que le amortajasen con su smartphone entre las manos. Le fue pegado a los dedos con Super Glue.
El fallecido también dejó escrito que se sortease su Iphone entre sus herederos, para que el afortunado ganador pudiera seguir recibiendo y enviando mensajes por WhatsApp, como hizo él hasta su último suspiro.
 ¡¡Descanse, finalmente en paz, este tonto!!
Los nietos del Homo WhatsAppiens han heredado sus genes.
Y han heredado también su incurable adicción al móvil.
Post data:
En el año 1969 escribí un artículo titulado Generación pantalla, basado en un sueño que tuve. En el decía: "Dentro de unos años todo se hará con la ayuda de pantallas". Me dijeron que era una tontería, y mi premonitorio artículo fue rechazado.  
Pero la vida acaba dándome siempre la razón.

FOTOS: Carola Polakov y Carlos Martorell.

21 comentarios:

Folk dijo...

Muy buena entrada...

yo ni se como se manda un "guasap"...

Hoy en dia hay parejas que salen a cenar y el se pasa la noche mirando el movil, y ella tambien...cada uno el suyo claro, y al final de la cena ni se han dirigido la palabra...triste, pero sucede...

Saludos

Laurita dijo...

Carlos eres genial! La mejor red social siempre será una mesa con amigos pero parece que se nos olvida! Un beso muy grande, estoy pendiente!! La mejor foto la de ese librito Réquiem por Peter Pan!

Luis dijo...

Muy gracioso, Carlos!! Qué sentido del humor tan agradable desprenden las fotos!

Muchos tenemos el wapp como elemento de conectividad, pero hay que reconocer que muchos están tarados. Ya es posible ver una pareja con un hijo, los dos mirando su móvil y el niño jugueteando con la cuchara en silencio. Cómo nos manipula el Sistema, nos la meten doblada. Estamos cada vez más conectados, pero cada vez más solos. Ése es el futuro...

Un saludo!

Luis

Merche Pallarés dijo...

Ja,ja,ja... Me he reido muy a gusto con este post. Yo no tengo Whatsapp porque voy MUY atrasada con estos artilugios modernos. Me suelen pillar cuando ya están obsoletos... Me ha encantado ver lo guapa que sigue estando Carola y muy interesante lo de tu tatarabuela virginiana, Felicity. Besotes, M.

Unknown dijo...

Buenísima escenografía. Me niego a tener Wasup como tu bien dices es una pérdida de tiempo y sobre todo de lo que te rodea. Un abrazo

Carlos Martorell dijo...

FOLK: La atención excesiva al móvil está siendo un motivo de separación entre parejas. Un abrazo.

Carlos Martorell dijo...

LAURITA: Somos adictos al móvil sin ser conscientes. Un abrazo.

Carlos Martorell dijo...

LUIS:Gracias por encontrarlo gracioso. Esa era mi intención. Un abrazo.

Carlos Martorell dijo...

MERCHE PALLARÉS: El padre de Felicity tenía plantaciones de algodón con esclavos negros. Mi tatarabuelo era fabricante de textiles y fue a Virginia para importar el algodón. Regresó a Europa con algodón y con Felicity, y se casaron. Un abrazo.

Carlos Martorell dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Carlos Martorell dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Carlos Martorell dijo...

He eliminado dos comentarios en respuesta al de MERCHE PALLARÉS por haberlos repetido.

Carlos Martorell dijo...

UNKNOWN: La escenografía y vestuario los monté en dos horas. Gracias. Un abrazo.

Merche Pallarés dijo...

Lo de tu tatarabuelo y la virginiana merecen una novela. ¡Anímate a escribirla! Besotes, M.

jose dijo...

Jejeje… que post tan divertido… y que bien refleja esa parte de la realidad actual.

Carlos Martorell dijo...

JOSE: Muchas gracias!!! Un abrazo.

Álvaro dijo...

Jajajajaj buenísima entrada. Yo he de confesar que era más feliz antes de la era WhatsApp. La foto del wc no es para horario infantil eh! Jaja. Besos. http://universovarietes.blogspot.com.es/2013/03/justin-bieber-y-el-papa-fenomeno-fan_19.html

Carlos Martorell dijo...

ÁLVARO: Muchas gracias! Yo leo tus post y me identifico, pero como Relaciones Públicas no puedo permitirme ciertos comentarios. Un abrazo.

Álvaro dijo...

Me llegan tus saludos, mil gracias!

El expedicionario dijo...

Jajajajajaja! Es genial todo lo que escribes. Adhiero 100%! Un abrazo grande desde Argentina!

Carlos Martorell dijo...

EL EXPEDICIONARIO: Muchas gracias. Un abrazo!