jueves, 11 de marzo de 2010

NEVADA CAÓTICA EN CATALUÑA, PRIMERA PARTE


No recordaba una nevada tan copiosa en Barcelona desde la que cayó en la Navidad de 1962. Esta foto es del puerto de Barcelona, aquel día.

Yo vivo a los pies de la montaña del Tibidabo, en la parte más alta de Barcelona, y aquí el espesor de la nieve fue mucho más importante.


A las 4 de la tarde me asomé a la ventana y ví este panorama moscovita, delante de mi casa.


La parte trasera de la casa me hizo pensar en Saint Moritz.


Me puse un chaquetón de marmotas, que no había usado desde mi último viaje a Moscú, y bajé a la calle para hacer unas fotos.

Al ver la entrada de mi casa me pareció estar en una calle de San Petersburgo.

Nevaba copiosamente y el viento era gélido y muy fuerte. Había dejado mi moto en la calle y ya no pude meterla en el garaje.


Pero no era la única moto abandonada. Las motos aparcadas en las calles estaban totalmente cubiertas por la nieve.


Regresé a casa y me abrigué mucho más. Me puse un gorro, guantes, unas gafas, y cogí también un paraguas. No paraba de nevar, y un viento espantoso, que lanzaba los copos de nieve horizontalmente, dobló mi paraguas. Se veían muchos tirados por el suelo y en las papeleras, pues no servían para nada.

El tráfico se paralizó, y las Rondas se convirtieron en unas ratoneras para miles de coches.

Me puse a caminar hacia el centro, y pude ver vehículos abandonados en todas las calles. A mitad de tarde, el caos en Barcelona era total.

Al cabo de una hora de complicada caminata, empecé a notar mucho frío en un pie. Y ví, con sorpresa, que se estaba soltándo, a pedazos, la gruesa suela de goma de uno de mis descansos. Media hora más tarde ocurría lo mismo con la suela de la bota del otro pie. Algo del todo incomprensible.


Me había puesto esos descansos solo dos o tres veces en mi vida. Llevaban muchos años encerrados en un armario, con la ropa de esquí. Y esa debió ser la causa del problema.


No se puede estar tantos años "sin salir del armario".

Casualmente, el mismo día de la nevada, el senador republicano Roy Ashburn, activista antigay, flagelo del homosexualismo, y padre de 4 hijos, fue detenido, coduciendo borracho, al salir de un bar gay. Y se vió obligado a "salir del armario", y a confesar publicamente su homosexualidad. ¡Qué cara dura tienen algunos políticos! Su prestigio y credibilidad quedaron a la altura de un zapato, con las suelas tan podridas, como las mías.

Con el paso de las horas, la cosa fue de mal en peor, y mis pies eran dos témpanos de hielo. Regresar a casa, cuesta arriba, con el viento en contra, y los pies congelados me pareció una hazaña imposible. ¿Dónde podía refugiarme? No muy lejos estaba el prestigioso parvulario Carles Riba, de mi amiga Cristina Jover. Y me dirigí hacia allí.

Llamé a la puerta y me abrió Marta Nel-lo, que trabaja en el parvulario. Al ver que mis descansos se estaban descuartizando, me ofreció dos bolsas de plástico (una de Navidad del Corte Inglés y otra de una boutique de moda femenina), que me puse sobre mis mojados calcetines. Y así emprendí el regreso hacia mi casa.


A pocos metros me encontré, casualmente, con mi colaboradora Tania Fernández Bargalló, que acababa de recoger a su hijo Theo en ese parvulario. Tania había recurrido, también, a plastificarse. Pero, en su caso, lo hizo en sus dos piernas. Caminamos juntos hasta su casa, pues somos casi vecinos, y luego continué solo.

Dos días antes de la nevada, el periódico La Vanguardia publicó una foto, tomada por mí, muy cerca de mi casa, que mostraba una absurda y numerosa hilera de bancos, en un lugar de paso rápido de coches, donde nadie se sienta nunca, razón por la que yo denunciaba ese despilfarro en mobiliario urbano.


Como un castigo del cielo, me ví obligado a sentarme, y a estrenar uno de aquellos bancos, tan criticados por mí en La Vanguardia, para poder despojarme, definitivamente, de mi maltrecho calzado, y continuar mi periplo con tan solo dos bolsas de plástico protegiendo mis pies.

Mi elegante chaquetón de marmotas, totalmente empapado, había perdido su glamour por completo y parecía un perro que se había caído a una piscina.

Estando sentado en el banco, con un deplorable aspecto de mendigo sin techo, con mis botas destrozadas y tiradas a un lado, cara de agotamiento, y la nariz como un tomate, se me acercó una señora y, con expresión de profunda pena, me dió una limosna.

Cuando ví aquellas dos monedas sobre mi guante empapado, se me escapó una carcajada. Y le dije: "¡Hey, Señora!, estírese un poco más, que estaba pensando en irme, esta noche, a dormir al Ritz".

"¡Sinverguenza! ¡Gamberro! ¡Chorizo!", me gritó, alejándose sobre la nieve, aquel alma caritativa, totalmente arrepentida de su dadivoso gesto.

Con la paranóia de que acabarían amputándome los dos pies, por congelación, emprendí la subida hacia mi casa. Tomé un atajo a través del parque La Font del Recó, pero tuve que hacer marcha atrás, pues habían caído unos árboles y me impedían el paso.

Cuando finalmente llegué a casa, eran las 9 de la noche. La bolsa Navideña del Gourmet del Corte Inglés estaba hecha trizas, y mis pies eran de un intenso color azul.


Al día siguiente, y gracias a un radiante sol, se fundió la nieve y mis pies recuperaron su color y su temperatura.

Mientras, y debido al ansia recaudatoria del Ayuntamiento de Barcelona, la Grua Municipal se llevaba coches abandonados, cobrando multas, y se ponían también multas a vehículos que se tuvieron que dejar forzosamente mal aparcados.

Fueron tantas las críticas que recibió el Ayuntamiento, que se vieron obligados a rectificar y anunciar que se devolvería el dinero de las injustificadas multas. Un episodio bochornoso.

Los problemas ocasionados en Barcelona, por una nevada que tan solo duro 5 horas, fueron suaves comparados con los sufridos en algunos lugares de Cataluña, como especialmente Girona que, mientras escribo este post, ya llevan 5 días sin electricidad y a temperaturas bajo cero.

Continuará...

Fotos: Carlos Martorell.

16 comentarios:

Anónimo dijo...

Ja, ja, ja!!!! Maravilloso post!!! Yo llegué agotada. Todavía me duele la espalda. Aunque debo reconocer que la mejor vuelta a casa de mi vida. ¡¡ Barcelona estaba marvillosa!! No lo olvidaré jamás.
Gracias Carlos!

Anónimo dijo...

Ah! El anónimo soy yo Tania

Vicky dijo...

Unas fotos preciosas Carlos ! Un reflejo estupendo de lo que debió ser el día. Me encantan tus artículos, siempre precisos y tan interesantes..

Un fuerte abrazo

Bea dijo...

Es increible ver cómo estaba Barcelona!!! Amigos y familiares ya me habían contado el caos pero verlo en tus fotos ha sido de lo más gráfico!!! Tu estilismo con las bolsas en los pies debió de ser digno de ver! ja ja... y la anécdota de la señora caritativa...ja ja... no quiero ni pensar el aspecto que tendrías para que se lanzara a darte dos monedas (pequeñitas, pero monedas)
Espero la segunda parte de las crónicas del hielo... un beso. Beatriz

Unknown dijo...

ajajajjaaa! me parto de risa con tu entrada!
Si me vieras a mí, con el bombo, en el metro de barcelona cual japonesa, la gente veía que estaba embarazada y a nadie se le ocurrió ni tan siquiera apartarse y no estrujarme la barriga, para colmo, una yonqui, pero yonqui yonqui de verdad con pestazo a alcohol, me amenazó con clavarme no se qué (no lo llegué a oír bien) simplemente por que estaba en su camino y yo sin poder moverme. Luego, 1.30h caminando para llegar a casa, pisando charcos, llegué con mis botas de ante congeladas, con los pies como los tuyos, que ni los sentía.

Sí, muy bonita barcelona, pero casi me dejo el tipo volviendo a casa!
Carolina.

Carlos Martorell dijo...

TANIA
VICKY
BEATRIZ
KRO
Muchas gracias a las cuatro. El post tiene gracias leído, pero vivído no tanto.
Por lo menos ahora sé que, si la crísis persiste, no me hará falta pedir limosna. Me la ofrecerán generosamente. Un abrazo.

Merche Pallarés dijo...

¡Preciosas fotos! y muy risible tu relato. Ayer fui a Barcelona a encontrarme con mi hermano que llegaba de los USA y ¡no sabes cuánto me alegré de que no hubiera sido el lunes! Porque este viaje lo teníamos planeado dese hace un mes.
Lo de Girona es imperdonable ¡cinco dias sin electricidad! No lo entiendo..., no lo entiendo. Besotes, M.

Carlos Martorell dijo...

MERCHE: Pues algunos pueblos de Girona pueden estar sin electricidad mucho más de 5 días!!
Un abrazo.

Doña Manolita Dalloway dijo...

Bueno bueno bueno,
desde que sigo tu blog hoy me pareció tu mejor entrada.
Vaya aventura la tuya!
Un día lleno de anécdotas.
Après ski en bcn!

Anónimo dijo...

Yo tomé esta foto desde mi balcón:

http://www.flickr.com/photos/nuriacr/4416888109/

toda una declaración de amor...No llevé ese día a mis hijos al cole porque el mayor se levantó con vómitos y "mal de panxa" pero por la tarde se le pasó y bajamos a nuestra rambla y al parqu: fue genial...Aunque viví la gran nevada de febrero de 1991 en Londres por viaje de estudios cuando cursaba BUP...esta de BCN será difícil de olvidar...Lo que es imperdonable el abandono sufrido por Girona, parecemos tercermundistas...Saludets...

Núria.

FERNANDOG dijo...

Carlos:

En Palma, donde estuve ese lunes y martes,también había nieve, aunque no tanta como lo de tu casa.
No comprendo como todavía te quedaba humor de tomar fotos con los pies congelados.
Menuda aventura!!.

Un abrazo,

Carlos Martorell dijo...

NURIA: Espero que puedas leer mi post dedicado a Girona. Un abrazo.

Carlos Martorell dijo...

DOÑA MANOLITA DALLOWAY: Yo ví esquiadores por la calle Muntaner. Un abrazo.

Carlos Martorell dijo...

FERNANDOG: Casi nunca pierdo el humor! Un abrazo.

Laura A (Ibiza) dijo...

Preciosas fotos Carlos, pero menuda historia,no?
Echaba de menos tus artículos, perdona por no comentar tanto, sigo liada, espero mandarte un mail y te cuento.
Un abrazo

Carlos Martorell dijo...

LAURA A: No pasa nada por no comentar. Lo que me gusta es que lo leas. Un abrazo.